El entorno de maldad en el cual nos desenvolvemos no nos estimulan a reflejar
una vida cristiana coherente; las influencias malignas que nos rodean, son una amenaza constante para nuestra vida espiritual y para el
desempeño de la misión que Dios nos ha encomendado.
Definámonos de una vez por todas, basta ya de reflejar un cristianismo
flojo y tibio, de ser cómplices indirectos de los que aman más las tinieblas
que la luz.
¡Basta de coquetear con el pecado!
¡Basta de jugar con fuego!
“No vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las
concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios.
Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los
ventiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación
y abominables idolatrías”
1 Pedro 4:2-3
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José Alfredo Liévano.
MINISTERIO
PENSEMOS EN DIOS.
Difundiendo el mensaje
de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la
tierra!
“Porque así nos ha mandado el Señor,
diciendo: Te he puesto para luz de todas las gentes, a fin de que seas para
salvación hasta lo último de la tierra”
Hechos 13:47.
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