Todos los cristianos sin excepción somos
responsables de iluminar al mundo desde nuestro entorno específico.
Al respecto, nuestro Señor Jesucristo dice:
“Vosotros sois la luz del mundo; una
ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y
se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que
están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean
vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”
Mateo
5:14-16
ACTITUDES
PARA MANTENER LA VISION
DE NUESTRA MISION.
El riesgo constante que a diario
enfrentamos es el de perder la perspectiva espiritual de la misión encomendada;
es por eso que necesitamos tener en cuenta las siguientes actitudes:
Permanecer atentos a la voz de Dios. Esto es reflexionar continuamente en su Palabra, para no perder el
rumbo de nuestros pasos.
“Lámpara es a mis pies tu palabra,
Y lumbrera a mi camino”
Y lumbrera a mi camino”
Salmo
119:105
Permanecer fuertes ante las pruebas y tentaciones. Necesitamos invertir tiempo para la
oración, ya que continuamente estaremos expuestos a enfrentarlas en todo
momento y lugar.
“Velad y orad, para que no entréis en
tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”
Mateo 26:41
Constante dependencia de Dios. Aquí se trata de descansar en su Gracia incondicional, en su Poder
transformador y en su Soberanía perfecta, con la plena certeza que él hará en
nosotros lo que no podemos hacer.
“Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte
cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene
cuidado de vosotros”
1 Pedro
5:6-7
Coherencia espontánea de vida cristiana. De nada sirve que nos sobre esforcemos en divulgar el mensaje de la
Palabra de Dios, si “no somos lo que decimos”; si no vivimos lo que
predicamos, si no practicamos el mandato fundamental del cristianismo: El amor.
Tal coherencia espontánea será el
resultado de las tres actitudes anteriores.
“Si yo hablase lenguas humanas y
angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que
retiñe.
Y si tuviese profecía, y entendiese
todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que
trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.
Y si repartiese todos mis bienes para
dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no
tengo amor, de nada me sirve”
1
Corintios 13:1-3
MANTENGAMOS
FIRME Y ENFOCADA LA MISION DE NUESTRA MISION.
----------------------.
José Alfredo Liévano.
MINISTERIO
PENSEMOS EN DIOS.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra!
“Porque
así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de todas las
gentes, a fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra”
Hechos 13:47.
1 comentario:
Somos La Luz del mundo; no endurezcamos nuestro corazón
Publicar un comentario