Los ingredientes
fundamentales del esfuerzo son la disposición
para proceder y la dependencia
absoluta de Dios; ambos aspectos se complementan uno con el otro, no trabajan
por separado. Por ejemplo, podrías
tener toda la disposición del mundo para seguir al pie de la letra las
enseñanzas de Cristo, pero si no dependes de la acción sobrenatural del
Espíritu Santo de nada te sirve, tus esfuerzos son vanos; al respecto nuestro
Señor Jesucristo dice...
“Separados de mi, NADA podéis hacer”
Juan 15:5.
Pierdes el tiempo
si intentas esforzarte en tus capacidades o méritos; está muy bien que tengas
la disposición de cambiar, pero necesitas depender de Dios. ¡Caso contrario, nada lograrás!
Es Dios quien hace
el cambio, no tu constancia en sí misma...
¡Es él quien produce el milagro!
Dios ha puesto sus
ojos en ti, NO porque reúnas cualidades excepcionales o una vida intachable. “Pues mirad, hermanos, vuestra vocación,
que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos
nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios;
y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo
y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin
de que nadie se jacte en su presencia” 1
Corintios 1:26-28. No
es en tus fuerzas como cambiarás, para que no te envanezcas de tus logros. El
cambio será producido y mantenido únicamente por el poder sobrenatural de Dios... ¡Nada más!
¿Cómo alimentar la disposición para proceder?
¿Cómo alimentar la dependencia de Dios?
Cultivando la vida
espiritual mediante la oración perseverante y la reflexión bíblica.
¡Oración perseverante!
“Oh Señor, de mañana oirás mi voz;
de mañana me presentaré delante de ti, y
esperaré”
Salmo 5:3.
¡Reflexión Bíblica!
“Nunca se apartará de tu boca este libro
de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas
conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu
camino, y todo te saldrá bien”
Josué 1:8
Tu disposición primaria
es esforzarte cada día en buscar a Dios, depender de su acción transformadora y
descansar en el proceso que su Espíritu produce. Verás entonces como los
resultados deseados se reflejarán con espontaneidad en las diferentes áreas de
tu vida... ¡Tu interior será
plenamente revitalizado!
“Buscadme y viviréis”
Amós 5:4
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