jueves, 29 de diciembre de 2016

LABRANDO NUESTRA VIDA ESPIRITUAL.


Nuestra vida espiritual es como un campo que necesita ser labrado diligentemente. Somos como una tierra que debe mantenerse limpia cada día, para que al sembrar la “semilla” de la Palabra de Dios se produzcan los frutos esperados. ¡Necesitamos ser buena tierra!

“Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno”
Mateo 13:23

Un labrador perezoso jamás verá resultados en su campo, podrá tener las mejores semillas, pero si no labra su tierra para sembrarlas correctamente jamás verá frutos; así también es importante que seamos diligentes en “labrar nuestra vida espiritual” para  que alcancemos el estado de plenitud que Jesucristo nos ofrece.

Es imposible alcanzar un óptimo nivel espiritual si no labramos nuestra “tierra”; no se trata solo de desearlo sino poner todo lo que esté de nuestra parte. “El alma del perezoso desea, y nada alcanza; más el alma de los diligentes será prosperada” Proverbios 13:4. Necesitamos despertar de nuestro letargo espiritual. “Perezoso ¿Hasta cuando has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño?” Proverbios 6:9.



¿Cómo labrar nuestra vida espiritual?

Teniendo un tiempo devocional dedicado a la oración y la reflexión bíblica. No se trata de algo esporádico, sino de una disciplina diaria y diligente...

Oración para mantenernos fuertes contra toda tentación y prueba.

Reflexión bíblica para mantener firmes nuestras convicciones en las enseñanzas de Cristo y proyectarlas con espontaneidad en el mundo.

“Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”
Mateo 26:41



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