Nuestra vida espiritual es como un campo que necesita ser labrado
diligentemente. Somos como una tierra que debe mantenerse limpia cada día, para
que al sembrar la “semilla” de la Palabra de Dios se produzcan los frutos
esperados. ¡Necesitamos ser buena tierra!
“Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el
que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a
treinta por uno”
Mateo
13:23
Un labrador perezoso jamás verá resultados en su campo, podrá tener las
mejores semillas, pero si no labra su tierra para sembrarlas correctamente
jamás verá frutos; así también es importante que seamos diligentes en “labrar
nuestra vida espiritual” para que
alcancemos el estado de plenitud que Jesucristo nos ofrece.
Es imposible alcanzar un óptimo nivel espiritual si no labramos nuestra “tierra”;
no se trata solo de desearlo sino poner todo lo que esté de nuestra parte. “El alma del perezoso desea, y nada alcanza; más el alma
de los diligentes será prosperada” Proverbios
13:4. Necesitamos despertar de nuestro letargo espiritual. “Perezoso ¿Hasta cuando has de dormir? ¿Cuándo te levantarás
de tu sueño?” Proverbios 6:9.
¿Cómo labrar
nuestra vida espiritual?
Teniendo un tiempo devocional dedicado a la oración y la reflexión
bíblica. No se trata de algo esporádico, sino de una disciplina diaria y
diligente...
Oración para mantenernos
fuertes contra toda tentación y prueba.
Reflexión bíblica para mantener
firmes nuestras convicciones en las enseñanzas de Cristo y proyectarlas con
espontaneidad en el mundo.
“Velad y orad, para que no entréis en tentación; el
espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”
Mateo
26:41
-----------.
PENSEMOS
EN DIOS
Facebook:
Twitter
@JAlfredoLievano
-----------------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario