Nuestra
dependencia de Dios es continua; hemos de estar conscientes de ello. Así como todo ser viviente necesita del oxígeno
para vivir, de igual manera así es nuestra necesidad de Dios.
Necesitamos sus
favores inmerecidos, ya que por nuestros méritos eso es totalmente imposible... Necesitamos de su compasión, ya que
siempre nos estamos exponiendo a enfrentar consecuencias por nuestras malas decisiones y acciones... Necesitamos ser restaurados por la acción
sobrenatural de su Espíritu, ya que nuestras fuerzas naturales son limitadas e
imperfectas... Necesitamos
ser protegidos por él en medio de toda amenaza o circunstancia extremadamente
peligrosa como las que vivimos día a día...
Necesitamos de su provisión
oportuna, sobre todo ahora en medio de las circunstancias desoladoras e
inseguras que nos toca vivir... Necesitamos
creer en su poder sobrenatural, ese poder que va más allá de lo que podemos
pensar o imaginar... Necesitamos
creer en sus fieles promesas aunque todo lo tengamos en contra, aunque los pronósticos
sean totalmente irrealizables... Necesitamos
practicar su Palabra aunque todos hagan lo contrario y como consecuencia
recibamos burla o marginación... Necesitamos
orar siempre sin desmayar (Vitalísimo)...
Necesitamos esperar en Dios
aunque todo se haya echado a perder; sabemos que con él jamás conoceremos la frustración...
“Ciertamente ninguno de
cuantos esperan en ti será confundido; Serán avergonzados los que se rebelan
sin causa”
Salmo 25:3
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@JAlfredoLievano
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