domingo, 26 de abril de 2015

¿QUE ES LA VIDA ABUNDANTE EN CRISTO?


Jesús dijo:

“Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”
Juan 10:10


Muchas personas han interpretado erróneamente el versículo anterior cuando afirman que la vida abundante a la que Cristo se refiere se limita a la posesión de riquezas materiales. Al mantener este punto de vista, dejan de lado la vida espiritual como algo accesorio.
La vida en abundancia no es otra cosa que la VIDA PLENA alcanzada por medio de nuestro Señor Jesucristo y que no se condiciona a las circunstancias externas. Sea que poseamos o no abundancia de bienes materiales, gozaremos de una vida plena en el Espíritu Santo.
Nuestro Señor Jesucristo cuando vino a la tierra, se vio limitado de comodidades terrenales o privilegios. Veamos tres ejemplos que lo testifican. Uno es que cuando iba a nacer, no había lugar para él, por lo que sus padres tuvieron que dirigirse a un establo rodeado de ganado. Fue ahí donde nació: “Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón” (Lucas 2:7); más adelante, vemos cuando desarrollaba su ministerio público que no tenía un lugar específico donde descansar: “Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza” (Mateo 8:20) Comía, descansaba y dormía en cualquier lugar, a lo mejor incómodo en todo sentido. En otra ocasión no tenía como pagar sus impuestos y vean lo que pasó: “Cuando llegaron a Capernaum, vinieron a Pedro los que cobraban las dos dracmas, y le dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas? El dijo: Sí. Y al entrar él en casa, Jesús le habló primero, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos, o de los extraños? Pedro le respondió: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos están exentos. Sin embargo, para no ofenderles, ve al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que saques, tómalo, y al abrirle la boca, hallarás un estatero; tómalo, y dáselo por mí y por ti. (Mateo 17:24-27). Estos testimonios de nuestro Señor Jesucristo nos evidencian que la vida en abundancia NO está circunscrita a los bienes materiales, sino a los espirituales.
¿Qué pasó cuando envió a sus discípulos a predicar? Les dijo que NO llevaran nada para el camino: “No os proveáis de oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos; ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de bordón; porque el obrero es digno de su alimento” (Mateo 10:9-10). Más adelante el apóstol Pablo testifica: “He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. (Filipenses 4:11-13). Todo lo anterior nos viene a confirmar que el “éxito” de la vida cristiana NO se limita a lo material. Es más, en cierta ocasión nuestro Señor Jesucristo dijo: “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6:19-21). ¿Significa acaso que Dios quiere que seamos pobres materialmente? NO. Lo que quiere es que valoremos lo espiritual antes que lo material, y que si alguna vez, como resultado de nuestro trabajo honrado llegamos a obtener riquezas, que no pongamos en ellas nuestra esperanza si no en Dios y que las compartamos con aquellos que padecen necesidad. Veamos los lineamientos que Pablo le da a Timoteo con respecto a los ricos: “A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna” (1 Timoteo 6:17-19). Creo que la posición de Dios con respecto a este tópico está más que claro. Si Dios te ha bendecido materialmente por medio de tu TRABAJO HONRADO, entonces comparte lo que tienes. Es la orden expresa que da en su Palabra.


¿QUE ES LA VIDA ABUNDANTE EN CRISTO?

La vida abundante en Cristo es el resultado de la comunión íntima que se tiene con él y se manifiesta por medio de diversos estados o actitudes en el cristiano. Se trata de una VIDA PLENA que revitaliza los pensamientos, las emociones y la voluntad propiciando consecuencias insospechadas de bendición.
Veamos algunas evidencias de la VIDA PLENA manifestadas en el creyente.


VIDA PLENA...   Certeza de la realidad eterna, poderosa y activa de Dios en nuestro interior.


VIDA PLENA...   Convicción sobrenatural y discernimiento del contenido de la Palabra de Dios.


VIDA PLENA...   Deseo intenso de hablar con Dios, de nutrirse de las enseñanzas de su Palabra y seguirlas radicalmente al pie de la letra.


VIDA PLENA...   Reflejo espontáneo de amor, solidaridad y justicia a favor del prójimo.


VIDA PLENA...   Conciencia que hemos venido al mundo a cumplir con una misión encomendada por Dios.


VIDA PLENA...   Reflejo de vida fructífera en medio de cualquier lugar o circunstancia.


He citado algunas evidencias de VIDA PLENA en el cristiano; para ello es necesario incrementar nuestro tiempo diario de oración y reflexión bíblica para que la acción sobrenatural del Espíritu Santo nos llene de ella.
La VIDA PLENA o la VIDA EN ABUNDANCIA no se alcanzan bajo ningún método humano, pues viene directamente de Dios quien por medio de Jesucristo nos capacita para experimentarla y vivirla.

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