No hay razones
válidas para que te compares con los demás, al decir que eres “el mejor” o “la
mejor”. No tienes que mirar con desprecio y arrogancia a aquellas personas que “no son como tú”, que no tienen lo que tu
posees y que no han recorrido un camino de triunfos como tú los has recorrido.
No tienes de que jactarte,
pues todo lo que eres y has obtenido
hasta hoy, te ha sido otorgado solamente por GRACIA de Dios; No hay méritos ni
capacidades de por medio, pues todo procede de él. ¿Acaso lo has olvidado?
ÉCHALE UN VISTAZO A TU HISTORIA PERSONAL...
Acuérdate de donde te sacó
Dios, y que todo lo que has vivido hasta hoy, forma parte de un proceso de restauración
en donde su GRACIA está de por medio. De no ser por así NO estarías dónde estás
ahora y mucho menos dispondrías de los recursos que posees.
Acuérdate de esas terribles
crisis por las que atravesaste, pero que en cada una de ellas aprendiste a
descansar en las promesas inmerecidas de Dios, en su acción permanente,
poderosa y soberana.
Acuérdate que siempre has
recibido los favores y bendiciones de Dios en el momento oportuno, cuando nada
podías hacer o merecer.
¿ACASO QUEDA ESPACIO PARA LA JACTANCIA?
Reconoce que todo lo
que eres o tienes te ha sido dado por Dios. No te queda más que darle gracias por
su misericordia a tu favor durante todos los días de tu vida y para cuando
vivas con él por toda la eternidad.
“Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días
de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días”
Salmo 23:6
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