Necesitas
aprovechar el tiempo que Dios te ha dado para que cumplas con responsabilidad
la misión que por su gracia te ha delegado sobre la tierra. El tiempo que dispones es muy corto y aún hay demasiado
que hacer. No lo desperdicies en vanidades que no te llevan a nada. Desecha
toda vanidad que te haga olvidar la razón por la que has venido al mundo. “Mirad, pues, con
diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el
tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino
entendidos de cuál sea la voluntad del Señor” (Efesios 5:16-17)
Recuerda
cada día que tu modelo a imitar es Cristo en sus palabras y acciones. Es necesario
que exista en ti una coherencia de vida cristiana en medio de toda
circunstancia que te toque vivir, que siembres insistentemente la Palabra de
Dios en todo momento y aproveches todos los recursos que ponga a tu alcance
para tal propósito. Caso contrario tu vida sería un desperdicio total. “Procura con
diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué
avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15)
Es
necesario que tu voluntad esté en armonía perfecta con la voluntad de Dios. Ponte ahora
bajo las órdenes incondicionales de Dios, y él se encargará de lo demás. Él ha prometido respaldarte, protegerte y proveerte
a lo largo del camino que te falta por recorrer en el mundo. Conságrate a Dios,
y el hará el resto. Dile ahora con decisión y resuelta determinación: “Heme aquí, envíame
a mí” (Isaías 6:8)
TWITTER.
@JAlfredoLievano
No hay comentarios:
Publicar un comentario