Estamos viviendo tiempos peligrosos en los que la maldad
en todas sus formas se ha manifestado...
tiempos en los que Dios se ha
constituido en una idea y no en una realidad... tiempos
en donde la influencia maligna domina todos los campos de la sociedad... tiempos en donde la soberbia y la
ambición de muchos gobernantes amenazan con destruir el mundo... tiempos en donde nadie o casi nadie está
interesado en escuchar a Dios... tiempos previos al juicio de Dios y el
retorno de Cristo. “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres
amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos,
desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables,
calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores,
impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán
apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita” (2 Timoteo 3:1-5)
Dios
está hablando y muchos no le escuchan por estar poniendo atención a “voces
vanas”;
sus mensajeros han salido por todo el mundo pero sus voces no encuentran “eco”
en los corazones. Literalmente son “voces clamando en el desierto”
Tú
no te dejes contagiar por el ambiente que te rodea, no te dejes alienar por
el humo de pecado que le envuelve, no te dejes impactar por los espejismos que
aparentan realidades consistentes, no optes por soluciones que no vienen de
Dios. Es necesario que pongas atención a
su voz y cambies el cauce de tus prioridades.
ES
NECESARIO QUE ESCUCHES A DIOS.
Reconoce tu necesidad
absoluta de él, aléjate del “ruido” del mundo, dedica tiempo para reflexionar
en su Palabra. Estos son los resultados que se producirán:
Ø Convicciones firmes en sus enseñanzas y promesas.
Ø Paz interior en medio de las circunstancias
conflictivas.
Ø Deseos intensos de obedecerla aunque nadie lo haga.
Ø Determinación de transmitir su contenido.
“Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo
de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los
otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se
endurezca por el engaño del pecado. Porque somos hechos participantes de
Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del
principio, entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis
vuestros corazones...”
Hebreos 3:12-15
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@JAlfredoLievano
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