martes, 24 de febrero de 2015

PERO... ¡CUIDADO!

Es necesario ser coherentes con lo que creemos, enseñamos y cantamos. A estas alturas de nuestra vida cristiana o ministerial, muchos hemos adquirido grandes conocimientos profundos de la Palabra de Dios y los hemos transmitido eficazmente  por medio de su enseñanza, predicación, algún consejo oportuno o por una alabanza; hemos “tocado corazones”, hemos visto frutos de arrepentimiento en las personas a quienes hemos transmitido todas estas verdades, hemos visto el respaldo divino en lo que emprendemos en el nombre del Señor.

Pero...   ¡Cuidado!  
Es necesario ser coherentes con lo que creemos.


El hecho de ser instrumentos poderosos y eficaces del Señor, no indica que nuestra fe sea genuina en cuanto a los frutos de obediencia. Nuestro Señor Jesucristo es sumamente enfático en hacerlo notar. Por favor, lee bien el siguiente texto: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.” (Mateo 7:21-23)

Nuestra FE debe coincidir con la OBEDIENCIA ESPONTANEA a la voluntad de Dios. Caso contrario NO ES FE, es apariencia farisaica. La Palabra de Dios es clarísima al decírnoslo. “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?”  (Santiago 2:14-20) Más claro y específico no puede ser este principio de fe. No se trata de hacer buenas obras por imposición o como un requisito fundamental y obligado para salvarse; sino que se trata de las consecuencias eficaces de una fe genuina en Cristo.

No seamos de “los que dicen” y “no hacen”. Seamos coherentes con nuestra fe. Necesitamos vivir amoldados a la voluntad de Dios mediante una vida espontánea de obediencia; si no la tenemos, entonces que nuestra prioridad sea la de cultivar nuestra comunión con Dios por medio de la oración y la reflexión de su Palabra.  Retomo algo que escribí en la reflexión de ayer en el blog con fecha 23 de febrero 2015:

“La clave para llevar una vida apegada a los principios bíblicos es vivir en comunión permanente con Dios; será así como espontáneamente reflejarás una vida espiritual  fructífera en todo momento y lugar. Por tal motivo es de vital importancia que dediques buena parte de tu tiempo para la oración y la reflexión bíblica para que adquieras la capacidad de mantenerla. No se puede de otra manera.

Al vivir en comunión permanente con Dios, adquieres convicciones firmes de su realidad y de su mensaje revelado en la Biblia; se trata de una compenetración tal, que te impulsa a amarlo sobre todas las cosas, a desechar todo pecado y a identificarte con él en sus sentimientos de compasión incondicional hacia los demás. Su visión es tu visión. Su proyecto es tu proyecto.

Al vivir en comunión permanente con Dios, entiendes lo que significa aplicar la justicia y la solidaridad de acuerdo a los parámetros divinos y no de acuerdo a la “justicia humana” que está basada en ideologías  políticas e intereses egoístas. Entiendes que la justicia cristiana no se compara con la “justicia” que quieren imponer algunos gobernantes sedientos de odio y venganza.

Al vivir en comunión permanente con Dios,  los frutos espirituales se hacen evidentes por medio del testimonio de vida que proyectas en donde quiera que vayas.”


ES NECESARIO CULTIVAR LA COMUNIÓN PERMANENTE CON DIOS.
No se trata de una opción, se trata de una necesidad urgente. Entendemos que en nuestras fuerzas somos 100% incapaces de hacerlo debido a nuestra tendencia pecaminosa, y que solamente el Espíritu Santo nos puede capacitar para tal propósito.


Nuestro ministerio cristiano puede ser brillante y fructífero. Pero... ¡Cuidado! Es necesario ser coherentes con lo que creemos.

----------------------.



TWITTER.

@JAlfredoLievano 

No hay comentarios: