La
clave para llevar una vida apegada a los principios bíblicos es vivir en comunión
permanente con Dios; será así como espontáneamente reflejarás una vida
espiritual fructífera en todo momento y
lugar. Por tal motivo es de vital importancia que dediques buena parte de tu tiempo
para la oración y la reflexión bíblica para que adquieras la capacidad de
mantenerla. No se puede de otra manera.
Al vivir en comunión permanente con Dios, adquieres convicciones firmes de su realidad y de su mensaje revelado
en la Biblia; se trata de una compenetración tal, que te impulsa a amarlo sobre
todas las cosas, a desechar todo pecado y a identificarte con él en sus
sentimientos de compasión incondicional hacia los demás. Su visión es tu visión.
Su proyecto es su proyecto.
Al vivir en comunión permanente con Dios, entiendes lo que significa aplicar la justicia y la solidaridad de
acuerdo a los parámetros divinos y no de acuerdo a la “justicia humana” que está
basada en ideologías políticas e
intereses egoístas. Entiendes que la justicia cristiana no se compara con la “justicia”
que quieren imponer algunos gobernantes sedientos de odio y venganza.
Al vivir en comunión permanente con Dios, los frutos
espirituales se hacen evidentes por medio del testimonio de vida que proyectas
en donde quiera que vayas.
CULTIVA LA COMUNIÓN PERMANENTE CON DIOS.
Más
que una obligación impuesta, considérala como una necesidad imperativa para tu realización
en tu vida cristiana.
“La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del
Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.”
2 Corintios 13:14.
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@JAlfredoLievano
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