jueves, 26 de febrero de 2015

ANTE LA INJUSTICIA, URGE REACCIONAR COMO CRISTIANOS.

Escribe un autor desconocido: Vivimos en un mundo donde la falta de sensibilidad ante el dolor del otro es cada vez más generalizada. Urge reaccionar como cristianos”.  Me impactó la última frase de esta cita, pues la veo como una orden, un reto y una necesidad espontánea que como cristianos hemos de tener en cuenta todos los días de nuestra vida. No podemos quedarnos de “brazos cruzados” conformándonos a ritos externos y solemnes. Hay algo más que eso para que tenga sentido. Caso contrario, quedaría circunscrito a una expresión de religiosidad externa farisaica.


ANTE LA INJUSTICIA, URGE REACCIONAR COMO CRISTIANOS.

El problema de todo esto, es que ante la situación de la injusticia, muchos reaccionan conforme a sus impulsos humanos o ideologías políticas materialistas. Aplican la “justicia humana” movidos por diversos motivos como el egoísmo, las conveniencias personales, el odio, la venganza, la vanidad o el populismo. No existe una real compasión por las necesidades de la gente aunque así lo parezca.

Para aplicar la justicia en el correcto sentido de la palabra, es necesario vivir en comunión y armonía constante con Dios por medio de Jesucristo; es entonces cuando se produce el amor incondicional y la solidaridad espontánea como condiciones previas para implementarla.   Es imposible hacerlo en nuestras fuerzas y recursos. Necesitamos de Dios. Es necesario vivir unidos a Cristo. El mismo lo dice: “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.” (Juan 15:4-5)


Imposible aplicar la justicia si no se vive en unión con Cristo.
La consigna del cristiano es “hacer el bien” no como un deber obligatorio sino como un deber espontáneo de amor y solidaridad ante las necesidades de los demás. Se trata de hacer el bien basados en la compasión así como Cristo la tuvo hacia las multitudes sin distinción. “Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.” (Mateo 9:36)

De nada nos sirve cumplir con un “ministerio cristiano” sino lleva los ingredientes del amor, la solidaridad y la justicia. Son los ingredientes claves para que el proyecto de Dios se haga realidad en cada uno de nosotros.


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@JAlfredoLievano


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