Escribe
un autor desconocido: “Vivimos en un mundo donde la falta de
sensibilidad ante el dolor del otro es cada vez más generalizada. Urge reaccionar
como cristianos”. Me impactó la última frase de esta cita, pues
la veo como una orden, un reto y una necesidad espontánea que como cristianos
hemos de tener en cuenta todos los días de nuestra vida. No podemos quedarnos
de “brazos cruzados” conformándonos a ritos externos y solemnes. Hay algo más
que eso para que tenga sentido. Caso contrario, quedaría circunscrito a una expresión
de religiosidad externa farisaica.
ANTE LA INJUSTICIA, URGE REACCIONAR COMO
CRISTIANOS.
El
problema de todo esto, es que ante la situación de la injusticia, muchos
reaccionan conforme a sus impulsos humanos o ideologías políticas materialistas.
Aplican la “justicia humana” movidos por diversos motivos como el egoísmo, las conveniencias
personales, el odio, la venganza, la vanidad o el populismo. No existe una real
compasión por las necesidades de la gente aunque así lo parezca.
Para aplicar la justicia en el correcto sentido de
la palabra, es necesario vivir en comunión y armonía constante con Dios por
medio de Jesucristo; es entonces cuando se
produce el amor incondicional y la solidaridad espontánea como condiciones
previas para implementarla. Es imposible
hacerlo en nuestras fuerzas y recursos. Necesitamos de Dios. Es necesario vivir
unidos a Cristo. El mismo lo dice: “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no
puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco
vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que
permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí
nada podéis hacer.” (Juan 15:4-5)
Imposible aplicar la justicia si no se vive en unión
con Cristo.
La
consigna del cristiano es “hacer el bien” no como un deber obligatorio sino
como un deber espontáneo de amor y solidaridad ante las necesidades de los demás.
Se trata de hacer el bien basados en la compasión así como Cristo la tuvo hacia
las multitudes sin distinción. “Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque
estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.” (Mateo 9:36)
De nada nos sirve cumplir con un “ministerio
cristiano” sino lleva los ingredientes del amor, la solidaridad y la justicia. Son los ingredientes claves para que el proyecto de Dios se haga
realidad en cada uno de nosotros.
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@JAlfredoLievano
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