viernes, 20 de febrero de 2015

LA URGENCIA DE VIVIR EN EL PROYECTO DE DIOS.

Reflexionando en el Salmo 34, me detuve ante un versículo que resume las tres actitudes espontáneas que hemos de tener en cuenta para vivir en sintonía con el proyecto que Dios tiene para con cada uno de nosotros. El versículo dice así:

“Apártate del mal y haz el bien;
busca la paz y síguela”
Salmo 34:14


Apartarse del mal.

Esto es llevar una vida apegada a los principios cristianos revelados en la Palabra de Dios. Es “nadar contra la corriente del mundo”. Es no amoldarse a sus principios aunque su influencia sea fuerte y tentadora. Al respecto el apóstol Pablo escribe: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” (Romanos 12:2) Por eso es importante revisar nuestra a vida a diario bajo la luz de la Palabra de Dios.
Apartarse del mal es poner en práctica lo que el apóstol Pedro escribe en su carta: “Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.” (1 Pedro 1:14-16). Apartarse del mal es una orden clara y específica que Dios da. Orden que NO se cuestiona, SE PRACTICA. Apártate de lo que no te conviene, ya que al hacerlo te traerá consecuencias de bendición a tu vida. “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.” (Salmo 1:1-3)


Hacer el bien.

Nuestra consigna como cristianos debería ser la de vivir como Cristo, cuyo objetivo era hacer siempre el bien supliendo las diversas necesidades de todas las personas sin distinción. (Necesidades espirituales, emocionales, físicas y materiales). Se trata de NO hacer el bien por imposición o miedo, sino porque nos nace hacerlo con espontaneidad. Es el amor de Dios en nosotros lo que nos impulsa a velar por las necesidades de las personas que nos rodean. “Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios.” (Hebreos 13:16). Si no te nace hacer el bien, entonces preocúpate. Ora para que el Espíritu Santo te impulse a hacerlo y seas de esa manera un árbol que produzca buenos frutos.


Buscar y seguir la paz.

Una paz auténtica es aquella que se produce como resultado de la comunión con Dios y cuyos resultados se reflejan en una vida de santidad, obediencia y servicio desinteresado a los demás. Es viviendo en comunión con Dios como la espontaneidad en tu vida cristiana será evidente aun en los momentos más adversos y conflictivos que te toque vivir.
¿Cómo buscar y seguir la verdadera paz? Orando y reflexionando en la Palabra de Dios continuamente. Se trata de perseverar en ella, sobre todo cuando las tormentas se vuelven más feroces e intensas. Si anhelas la paz en tu corazón la encontrarás, porque no es otra cosa que el resultado de tu unión con Cristo.  Dice nuestro Señor: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.” (Mateo 7:7-8). Tu prioridad en la oración debe ser anhelar lo espiritual antes que lo emocional, físico o material. Cuando anhelas lo espiritual estás deseando vivir en una conexión intensa con Dios, lo que viene a producir grandes consecuencias de bendición en todas las áreas de tu vida, y también para las personas que te rodean.

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Es necesario y urgente vivir en sintonía con el proyecto de Dios, sobre todo ahora que los tiempos son difíciles, peligrosos y depresivos. Los estamos viendo ahora mismo en todo el mundo, y que de hecho se pondrán aún más complicados que al presente.

“Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra. He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona.”
Apocalipsis 3:10-11.

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TWITTER.
@JAlfredoLievano


1 comentario:

5° Elemento dijo...

Es un deleite obedecer tu Palabra bendito Señor!!!!

"Me regocijaré en tus estatutos;
No me olvidaré de tus palabras."
Salmo 119:16

"...sed hacedores de la Palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos."
Santiago 1:22