Reflexionando
en el Salmo 34, me detuve ante un versículo que resume las tres actitudes
espontáneas que hemos de tener en cuenta para vivir en sintonía con el proyecto
que Dios tiene para con cada uno de nosotros. El versículo dice así:
“Apártate del mal y haz el bien;
busca la paz y síguela”
Salmo 34:14
Apartarse del mal.
Esto
es llevar una vida apegada a los principios cristianos revelados en la Palabra
de Dios. Es “nadar contra la corriente del mundo”. Es no amoldarse a sus
principios aunque su influencia sea fuerte y tentadora. Al respecto el apóstol
Pablo escribe: “No
os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de
vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta.” (Romanos 12:2) Por
eso es importante revisar nuestra a vida a diario bajo la luz de la Palabra de
Dios.
Apartarse
del mal es poner en práctica lo que el apóstol Pedro escribe en su carta: “Como hijos
obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra
ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque
escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.” (1 Pedro 1:14-16). Apartarse del mal es una orden clara
y específica que Dios da. Orden que NO se cuestiona, SE PRACTICA. Apártate de lo que no te conviene, ya
que al hacerlo te traerá consecuencias de bendición a tu vida. “Bienaventurado el
varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni
en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su
delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a
corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo
que hace, prosperará.” (Salmo 1:1-3)
Hacer el bien.
Nuestra
consigna como cristianos debería ser la de vivir como Cristo, cuyo objetivo era
hacer siempre el bien supliendo las diversas necesidades de todas las personas
sin distinción. (Necesidades espirituales, emocionales, físicas y materiales). Se trata de NO hacer el bien por imposición
o miedo, sino porque nos nace hacerlo con espontaneidad. Es el amor de Dios
en nosotros lo que nos impulsa a velar por las necesidades de las personas que
nos rodean. “Y de
hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se
agrada Dios.” (Hebreos 13:16). Si
no te nace hacer el bien, entonces preocúpate. Ora para que el Espíritu Santo
te impulse a hacerlo y seas de esa manera un árbol que produzca buenos frutos.
Buscar y seguir la paz.
Una
paz auténtica es aquella que se produce como resultado de la comunión con Dios
y cuyos resultados se reflejan en una vida de santidad, obediencia y servicio
desinteresado a los demás. Es viviendo
en comunión con Dios como la espontaneidad en tu vida cristiana será evidente
aun en los momentos más adversos y conflictivos que te toque vivir.
¿Cómo buscar y seguir la verdadera paz?
Orando y reflexionando en la Palabra de Dios continuamente. Se trata de
perseverar en ella, sobre todo cuando las tormentas se vuelven más feroces e
intensas. Si anhelas la paz en tu corazón la encontrarás, porque no es otra
cosa que el resultado de tu unión con Cristo. Dice nuestro Señor: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis;
llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca,
halla; y al que llama, se le abrirá.” (Mateo
7:7-8). Tu
prioridad en la oración debe ser anhelar lo espiritual antes que lo emocional,
físico o material. Cuando anhelas lo espiritual estás deseando vivir en una
conexión intensa con Dios, lo que viene a producir grandes consecuencias de
bendición en todas las áreas de tu vida, y también para las personas que te
rodean.
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Es
necesario y urgente vivir en sintonía con el proyecto de Dios, sobre todo ahora
que los tiempos son difíciles, peligrosos y depresivos. Los estamos viendo
ahora mismo en todo el mundo, y que de hecho se pondrán aún más complicados que
al presente.
“Por cuanto has guardado la palabra de mi
paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre
el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra. He aquí, yo vengo
pronto; retén lo que tienes, para
que ninguno tome tu corona.”
Apocalipsis 3:10-11.
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TWITTER.
@JAlfredoLievano
1 comentario:
Es un deleite obedecer tu Palabra bendito Señor!!!!
"Me regocijaré en tus estatutos;
No me olvidaré de tus palabras."
Salmo 119:16
"...sed hacedores de la Palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos."
Santiago 1:22
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