Los dos fundamentos
de la obediencia incondicional a Dios están arraigados en la FE y en el AMOR.
FE.
Al creerle a Dios
tienes la firme convicción que todo cuanto hagas de acuerdo a sus lineamientos
será de bendición, tanto para ti como para las personas que te rodean, aunque todo lo tengas en tu contra. Por eso te
es necesaria la reflexión continua de su Palabra para que sea asimilada en tu
interior y procedas con espontaneidad ante sus mandatos.
Aplica para ti las
instrucciones que Dios le dio a Josué.
“Nunca se apartará de tu
boca este libro de la ley (La Biblia), sino que de día y de noche meditarás en
él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque
entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando
que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios
estará contigo en dondequiera que vayas.”
Josué 1:8-9
AMOR.
Al asimilar la
Palabra de Dios, te enamorarás de él; todo cuanto hagas será con el propósito
de agradarle con tu vida entera, no por imposición sino por necesidad. Experimentarás
un amor inclusivo, que abarque aun a tus acérrimos enemigos. Desde luego que se trata de algo
incomprensible e inaceptable desde tu punto de vista; sin embargo, es el tipo
de amor que debe caracterizar a todo seguidor de Cristo.
Pero a vosotros los que
oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; bendecid
a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian. Al que te hiera en una
mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la
túnica le niegues. A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es
tuyo, no pidas que te lo devuelva. Y como queréis que hagan los hombres con
vosotros, así también haced vosotros con ellos. Porque si amáis a los que os
aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman.
Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también
los pecadores hacen lo mismo. Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis
recibir, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores prestan a los
pecadores, para recibir otro tanto. Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced
bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y
seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos. Sed,
pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.
Lucas 6:27-36
Por lo tanto es
necesario contrarrestar toda levadura de incredulidad,
egoísmo y desobediencia; mientras exista una mínima partícula de esas tres clases de levadura en tu vida cristiana, mantendrás
un alto grado de esterilidad espiritual.
¡CREER! ¡AMAR! ¡OBEDECER!
La triple
consigna del cristiano.
No me canso de
repetir, pues es mi deber hacerlo, que vienen tiempos extremadamente difíciles para
el mundo y para el pueblo cristiano. Las profecías bíblicas, así como los hechos
circundantes nos lo anuncian y confirman con claridad. Vienen tiempos en que
nos será necesario retener la Palabra de Dios, no solo en el intelecto, sino en
el corazón. Es tiempo que veamos nuestro cristianismo desde la perspectiva
correcta y no limitado a nuestra lógica, circunstancias favorables o cómodas
costumbres rituales.
“Retén el consejo, no lo
dejes; guárdalo, porque eso es tu vida.” (Proverbios 4:13)
“Retén la forma de las
sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús.” (2 Timoteo 1:13)
“He aquí, yo vengo
pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona.” (Apocalipsis 3:11)
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