Lo que le leerán a continuación
está tomado de un folleto titulado “Catorce señales
que anuncian el retorno de Cristo”. Autor: Roderick
C. Meredith. Es un artículo muy largo pero creo que vale la pena
imprimirlo y leerlo. No podemos permanecer ciegos y sordos ante lo que está
sucediendo a nuestro alrededor. Lo que sigue NO es de mi autoría
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Las señales celestes.
Después de la gran
tribulación, habrá dramáticas señales en los astros que todos podrán ver desde
la tierra. "E inmediatamente después de la
tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá y la luna no dará su
resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos
serán conmovidas" (Mateo 24:29).
¡Dios va a intervenir
en los asuntos humanos! Intervendrá también en la naturaleza para mostrarle a
esta generación que Dios verdaderamente existe.
Veamos lo que dice en Apocalipsis 6:12-13:
"Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo
un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se
volvió toda como sangre; y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra,
como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte
viento".
Será un impresionante
crescendo que culminará con el retorno de Cristo. Será como un gigantesco
despliegue de fuegos artificiales en el cielo nocturno que anunciará la
transición de la gran tribulación a la intensificación del castigo directo de
Dios sobre las naciones del mundo que no se hayan arrepentido y se muestren
desafiantes y rebeldes hacia su Creador. Veamos lo que dice el versículo 17, "Porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién
podrá sostenerse en pie?"
Los seis sellos del
sexto capítulo del Apocalipsis nos presentan el mismo panorama profético que
Jesucristo describió refiriéndose al tiempo del fin. A medida que se abren los
sellos vemos aparecer, falsos profetas; luego guerras; después pestes y
hambres; el quinto sello corresponde a la gran tribulación (la cual incluye el
martirio de los santos). El sexto sello corresponde a las señales celestes.
Joel 2:31 confirma también que las señales celestes ocurrirán antes del día
grande y terrible del Eterno. "El sol se
convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y
espantoso del Eterno" (Joel 2:31). Ya vimos en Mateo 24 que las señales
celestes vienen después de la gran tribulación. ¿Qué queda faltando entonces
para que el reino de Dios pueda ser plenamente establecido?
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