jueves, 25 de septiembre de 2014

EL DERRUMBAMIENTO DE LOS PAISES. LA GRAN TRIBULACION...

Lo que le leerán a continuación está tomado de un folleto titulado “Catorce señales que anuncian el retorno de Cristo”. Autor: Roderick C. Meredith. Es un artículo muy largo pero creo que vale la pena imprimirlo y leerlo. No podemos permanecer ciegos y sordos ante lo que está sucediendo a nuestro alrededor. Lo que sigue NO es de mi autoría

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El derrumbamiento de los países. La Gran Tribulación.

Antes de que Jesucristo retorne a la tierra con gran poder y gloria para establecer su reino, veremos la decadencia y la futura caída de grandes países en manos de sus enemigos. La terminología que emplea la Biblia para referirse a este futuro acontecimiento es "la gran tribulación".
La palabra de Dios nos revela y nos advierte que se acerca el período más horroroso y aterrador de toda la historia de este planeta. Esos días espantosos que se avecinan (la gran tribulación) los llama también la Biblia "angustia de Jacob" (Jeremías 30:7). Será algo tan horrendo que la destrucción y el genocidio perpetrados en la segunda guerra mundial serán un pálido reflejo en comparación con lo que va a suceder.
Examinemos entonces las Escrituras que se refieren a esta dramática alteración de la estructura del poder mundial, porque vendrá de súbito sobre un mundo desprevenido, como trampa que se dispara de repente de la cual nadie se escapa. Créanlo o no, muchos si no la mayoría de los que hoy viven, presenciarán estos cataclísmicos sucesos. "Mas ¡ay! de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! Porque habrá gran calamidad en la tierra, e ira sobre este pueblo" (Lucas 21:23). Si entendemos en toda su amplitud el significado de esta profecía, Jesucristo no se estaba refiriendo únicamente a los pobladores de la moderna nación de Israel, sino que incluía a los anglosajones y celtas que junto con los judíos constituyen los descendientes actuales de las antiguas doce tribus de Israel.
Veamos esta misma profecía en el relato paralelo consignado en el evangelio de Mateo, "Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo [quedaría con vida]; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados" (Mateo 24:21:22).
En otro tiempo NO hubiera sido posible exterminar a todo el género humano. Aun en las pasadas dos guerras mundiales hubo muchos millones de personas que conservaron su vida en el África, en el Asia, en Australia y en las Américas. Jesucristo se refirió en esta profecía a un tiempo único en la historia de la humanidad en que ningún país del mundo podría estar seguro de no ser totalmente aniquilado. Hoy sabemos que una guerra termonuclear tiene el potencial de borrar toda vida humana de este planeta.
Después de la construcción de la primera bomba de hidrógeno en el decenio del 50 las potencias mundiales han multiplicado su capacidad destructiva hasta el punto en que el arsenal nuclear actual puede matar a los casi 6000 millones de habitantes que hay hoy en la tierra MULTIPLICADOS POR VEINTE.
¡Jesucristo se estaba refiriendo a nuestra época! Todas las legiones romanas de aquellos días no hubieran podido efectuar tan inmensa matanza.
Veamos ahora lo que dice el profeta Jeremías con referencia a los tiempos terribles que se avecinan, "Estas, pues, son las palabras que habló el Eterno acerca de Israel y de Judá [como hemos dicho antes, los descendientes actuales de Israel son, además de los judíos, los pueblos celtas y anglosajones]. Porque así ha dicho el Eterno: Hemos oído voz de temblor; de espanto, y no de paz. Inquirid ahora, y mirad si el varón da a luz; porque he visto que todo hombre tenía las manos sobre sus lomos, como mujer que está de parto, y se han vuelto pálidos todos los rostros. ¡Ah, cuán grande es aquel día! Tanto, que no hay otro semejante a él" (Jeremías 30:4-7). Nunca antes en la historia humana ha habido tiempo de tribulación como este. En las palabras que por medio del profeta Jeremías Dios les dirige a los descendientes actuales de las tribus de Israel la prueba que se avecina se llama "tiempo de angustia para Jacob" (Jeremías 30:7). El mismo vocablo hebreo que fue traducido como "angustia" en este versículo, también puede traducirse como "tribulación".
Será un tiempo de tribulación tal que no habrá otro semejante a él. No puede haber dos tiempos de tribulación como este. Por lo tanto es la misma tribulación de la cual hizo mención Jesucristo en Mateo 24:21, en Marcos 13:19 y en Lucas 21:23. Es también la misma "tribulación" o "prueba" que se menciona en Ezequiel 36, en Daniel 12:1, en Apocalipsis 3:10 y 7:14. Si ponemos en perspectiva todas las profecías bíblicas que se refieren a este período es evidente que los primeros en sufrir el impacto de la "gran tribulación" serán los descendientes contemporáneos de las doce tribus de Israel, y después de estos, el mundo entero sufrirá los efectos de aquel terrible tiempo de prueba hasta el punto en que "si no se acortasen aquellos días, nadie escaparía con vida" (Mateo 24:22, Nueva Biblia Española).
Los anglosajones de los Estados Unidos, del Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelandia y Sudáfrica son los descendientes contemporáneos de la tribu de José. José tuvo dos hijos, Efraín y Manasés. Cuando Israel su padre los bendijo dijo de Manasés "El vendrá a ser un pueblo y será también engrandecido". Y de su hermano menor Efraín dijo: "Su descendencia formará multitud de naciones". Existe amplia documentación histórica basada en estas y en muchas otras profecías bíblicas que demuestran en forma fehaciente que los Estados Unidos corresponden hoy a la tribu de Manasés y el reino Unido y los países de la Comunidad de Naciones que mencionamos más arriba corresponden "a la multitud de naciones" que mencionó Jacob con respecto a Efraín. No contamos con espacio suficiente para presentar todos los hechos que demuestran el asombroso cumplimiento de estas profecías. Sin embargo, tenemos el proyecto de poner todos estos datos al alcance de nuestros lectores de habla hispana en una futura publicación.
Bástenos por ahora recordar el principio bíblico que dice: "Porque todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá" (Lucas 12:48). Durante los últimos 200 años los países anglosajones han contado con inmensas riquezas y poderío. Mas al igual que los imperios del pasado, estos países están llegando a un grave estado de degeneración moral que exportan a todo el mundo en forma de pornografía, música, y espectáculos cinematográficos que promueven toda suerte de perversión moral.
Con todo, gran parte de la población, sobre todo en Estados Unidos, dice creer en Dios. En este caso se aplica lo que dice en Marcos 7:6-7: "Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías como está escrito: Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí, pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres".
Hay muchas profecías que declaran lo que les acontecerá a los pueblos anglosajones en el tiempo del fin si no se arrepienten de su obstinada desobediencia a los mandamientos de Dios.
En el capítulo 26 del libro del Levítico se encuentra una profecía fundamental y de gran significado para nuestra época. Cuando uno comprende la identidad actual de los descendientes de las tribus de Israel este capítulo adquiere un dramático significado.
Debemos estar atentos al cumplimiento de las profecías que anuncian la decadencia de Estados Unidos y Gran Bretaña, en lo que se refiere a poder y prestigio nacionales antes de que sus ciudades sean totalmente demolidas en un futuro capítulo de la tercera guerra mundial, la cual será la más devastadora de toda la historia del género humano.
Los problemas se irán agravando y veremos cómo estas cosas se irán cumpliendo ante nuestros ojos. La decadencia de los Estados unidos y de los países de habla inglesa, la humillación de su poderío, y finalmente la devastación de estos países, ocurrirá con absoluta certeza a no ser que se arrepientan y se vuelvan con todo su corazón a su Creador, al verdadero Dios de la Biblia.
Dios declara lo siguiente con respecto a la gran tribulación: "Si no me oyereis, ni hiciereis todos estos mis mandamientos, y si desdeñareis mis decretos, y vuestra alma menospreciare mis estatutos, no ejecutando todos mis mandamientos, e invalidando mi pacto, yo también haré con vosotros esto: enviaré sobre vosotros terror, extenuación y calentura, que consuman los ojos y atormenten el alma; y sembraréis en vano vuestra semilla, porque vuestros enemigos la comerán. Pondré mi rostro contra vosotros, y seréis heridos delante de vuestros enemigos; y los que os aborrecen se enseñorearán de vosotros, y huiréis sin que haya quien os persiga" (Levítico 26:14-17). El Dios Omnipotente declara el castigo que traerá sobre estas naciones si continúan empeñadas en transgredir sus mandamientos.
En una obra de gran perspicacia titulada La Verdadera Guerra, el ya fallecido ex presidente Richard Nixon muestra que los Estados Unidos tienen el poder pero han perdido la determinación. Nixon escribe: "El mal de los Estados Unidos no es en sí mismo una enfermedad mortal, sino una especie de parálisis que puede llegar a ser mortal si no se le da el tratamiento adecuado. Juntamente con nuestros aliados del mundo occidental, tenemos la capacidad de sobrevivir, de prosperar y de hacer frente a las amenazas que con renovada fuerza están poniendo en peligro nuestra seguridad. Sin embargo, la pregunta es si vamos a utilizar esa capacidad".
¿Han perdido la determinación para utilizar el gran poder que les ha sido dado ejercer en el ámbito mundial? El poder se le está escapando de las manos. La proliferación de las armas nucleares y de otros armamentos ultramodernos hacen cada vez más costosa y difícil para Estados Unidos la tarea de ejercer su voluntad sin costos "inaceptables".
El dominio se está escapando de las manos de los Estados Unidos y es una tendencia que continuará acelerando con el tiempo. Si bien es una nación que aún dispone de gran poderío ya no tiene la habilidad, la confianza y la visión para emplearlo.
El ex presidente Nixon agrega lo siguiente al respecto: "La falta de determinación de parte de los Estados Unidos en los últimos años es en cierta medida la fatiga que produce el haber llevado la carga del liderazgo mundial durante casi 40 años. A esto también se suman los traumas de Vietnam y Watergate. Pero lo que más ha contribuido es que aquellos que pretenden ser los guardianes de nuestros ideales se han convertido en los artífices de nuestra retirada" (La Verdadera Guerra).
Continuando ahora en el capítulo 26 del Levítico, Dios dice, "Y si aun con estas cosas no me oyereis, yo volveré a castigaros siete veces más por vuestros pecados. Y quebrantaré la soberbia de vuestro orgullo" (Levítico 26: 18-19).
Estos países serán quebrantados y humillados. Estas son cosas que ya estamos presenciando. Si estamos atentos a las noticias, veremos los graves problemas que asedian a los Estados Unidos y a los países de habla inglesa. Uno de ellos es una deuda nacional que no logran controlar.
Los capítulos 26 del libro del Levítico y 28 del Deuteronomio constituyen poderosas advertencias proféticas para hoy, porque Dios no cambia (Malaquías 3:6, Hebreos 13:8). Dios promete bendecir a las personas y a las naciones que le obedecen. Mas a quienes se obstinan en infringir sus mandamientos dice "Maldito serás tu en la ciudad" (Deuteronomio 28:16). ¿Están bajo maldición las ciudades? En Estados Unidos, (y en muchos países del mundo) son muchas las personas que temen salir de sus casas de noche. Los ancianos y las mujeres especialmente, corren gran peligro. Los delincuentes andan libres por la calle, y los ciudadanos están presos en sus casas.
La desobediencia de las naciones que han gozado de gran abundancia material acarreará maldición sobre su producción de alimentos, maldición de la vida matrimonial, y maldición sobre los programas y proyectos que emprendan a nivel nacional porque se han apartado más y más de las leyes del Gran Dios de los Cielos.
La decadencia moral de estos países se hace manifiesta en el aumento del crimen, la violencia, la infidelidad conyugal, las perversiones sexuales, la mentira, el engaño, el robo y todo mal imaginable que Dios abomina. El egoísmo y decadencia del "modo de vida moderno" basado en el egocentrismo, el orgullo y la vanidad, están carcomiendo la estructura que ha facilitado la prosperidad de estos países.
Los países anglosajones con sus grandes riquezas materiales se han alejado más y más de Dios. Las normas de la buena conducta moral se están desvaneciendo en la sociedad. Se han multiplicado las perversiones sociales, la mentira, el robo y el homicidio. Dios castigará a estos países por su propio bien así como un padre castiga al hijo a quien ama (Hebreos 12:6).
Dice además la profecía: "El Eterno traerá contra ti una nación de lejos, del extremo de la tierra, que vuele como águila, nación cuya lengua no entiendas; gente fiera de rostro, que no tendrá respeto al anciano, ni perdonará al niño" (Deuteronomio 28:49-50).
Es interesante mirar esta profecía desde el punto de vista de los Estados Unidos, país que en las pasadas dos guerras mundiales, al igual que Inglaterra no fue invadido por sus enemigos. Mas como dice la Escritura: "El Eterno traerá contra ti una nación de lejos, del extremo de la tierra, que vuele como águila, nación cuya lengua no entiendas; gente fiera de rostro que no tendrá respeto al anciano, ni perdonará al niño". Hay tres naciones en el mundo que utilizan el águila como símbolo. Una de ellas es los Estados Unidos, la otra es Rusia, y la tercera es Alemania. El enemigo que va a invadir a los Estados Unidos y a Inglaterra en esta ocasión será rápido como el águila, y hablará un idioma diferente. Será también gente "fiera de rostro". Lo cual significa un pueblo guerrero.
Dios predice además que esta nación "pondrá sitio a todas tus ciudades" (Deuteronomio 28:52), y el hambre será tal en medio del pueblo que sufrirá el asedio enemigo, que en su desespero recurrirán al canibalismo (Deuteronomio 28:53).
En su palabra Dios declara que ha de humillar y de corregir a estos pueblos, pero también promete librarlos de todas sus angustias, cuando aprendan verdaderamente la lección y se aparten de todas sus abominaciones.
En el libro del profeta Daniel leemos lo siguiente acerca de todas estas cosas: "En aquel tiempo se levantará Miguel [un poderoso arcángel] el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces". Es evidente que el "pueblo" de Daniel comprende no sólo a los judíos sino a los demás descendientes de las tribus de Israel.
"Pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro. Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua" (Daniel 12:1-2).
El acontecimiento al cual Daniel se refiere es inconfundible. Se trata de la resurrección de los santos a la inmortalidad, la cual ocurrirá al sonido de la séptima trompeta cuando Jesucristo regrese a la tierra acompañado de sus ángeles, para establecer el reino de Dios y gobernar durante 1000 años (1 Corintios 15:1, 1 Tesalonicenses 4, Apocalipsis 20). Daniel no está hablando de algo que habría de suceder por allá en la edad media. Esta profecía acerca de la gran tribulación nos sitúa en los umbrales mismos del glorioso retorno de Jesucristo a la tierra al final de esta era (Mateo 24:21-30).
Como lo revela la profecía que acabamos de citar, el Dios Omnipotente le dará la orden a Miguel, uno de sus poderosos arcángeles, quien está de parte de los hijos de Israel, un pueblo que habrá sido reducido a la esclavitud y dispersado por todas las naciones del mundo.
Dios da a conocer esta futura y milagrosa liberación en el capítulo 30 del libro de Jeremías, "Tú, pues, siervo mío Jacob, no temas, dice el Eterno ni te atemorices, Israel: porque he aquí que yo soy el que te salvo de lejos a ti y a tu descendencia de la tierra de cautividad; y Jacob volverá, descansará y vivirá tranquilo, y no habrá quien le espante. Porque yo estoy contigo para salvarte, dice el Eterno, y destruiré a todas las naciones entre las cuales te esparcí; pero a ti no te destruiré, sino que te castigaré con justicia; de ninguna manera te dejaré sin castigo" (Jeremías 30:10-11).
En los demás versículos de este capítulo y en el capítulo 31 del mismo libro Dios explica las bendiciones que derramará sobre su pueblo una vez que hayan aprendido la lección, "Y saldrá de ellos acción de gracias, y voz de nación que está de regocijo, y los multiplicaré, y no serán disminuidos; los multiplicaré y no serán menoscabados" (Jeremías 30:19).
¿Cuál será el último estado de los pueblos israelitas una vez que Dios los libre del cautiverio y del yugo de su cruel opresor? "Oíd palabra del Eterno, o naciones, y hacedlo saber en las costas que están lejos, y decid: El que esparció a Israel lo reunirá y guardará, como el pastor a su rebaño. Porque el Eterno redimió a Jacob, lo redimió de mano del más fuerte que él. Y vendrán con gritos de gozo en lo alto de Sion, y correrán al bien del Eterno, al pan, al vino, al aceite, y al ganado de las ovejas, y de las vacas; y su alma será como huerto de riego, y nunca más tendrán dolor. Entonces la virgen se alegrará en la danza, los jóvenes y los viejos juntamente; y cambiaré su lloro en gozo, y los consolaré y los alegraré de su dolor. Y el alma del sacerdote satisfaré con abundancia, y mi pueblo será saciado de mi bien, dice el Eterno" (Jeremías 31: 10-14).
Desafortunadamente, las malas noticias que predice la palabra de Dios acerca del espantoso tiempo de tribulación, que se abatirá de repente sobre un mundo desprevenido, deben ocurrir primero. Que doloroso es el ver que la gente no escucha, ni se arrepiente ni busca a Dios. Ese tiempo que se avecina será el peor período de tribulación de toda la historia del mundo (Mateo 24:21, Jeremías 30:7, Daniel 12:1).



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