Lo que le leerán a continuación
está tomado de un folleto titulado “Catorce señales
que anuncian el retorno de Cristo”. Autor: Roderick
C. Meredith. Es un artículo muy largo pero creo que vale la pena
imprimirlo y leerlo. No podemos permanecer ciegos y sordos ante lo que está
sucediendo a nuestro alrededor. Lo que sigue NO es de mi autoría
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La abominación Desoladora
Cuando la ciudad de
Jerusalén sea tomada, la potencia extranjera que la ocupará dará inicio a lo
que la Biblia llama "la abominación desoladora". Para entender de qué
se trata veamos primero lo que dice Jesucristo según está consignado en Mateo 24:15-20:
"Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la
abominación desoladora [una repugnante contaminación] de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda),
entonces los que estén en Judea [lo que es hoy la nación de Israel] huyan a los
montes". Dios le advierte al pueblo de Judea que huya a los montes
cuando ocurra la terrible abominación desoladora.
La profecía señala que Jerusalén será otra vez rodeada de ejércitos
(Zacarías 12:2
y que pondrán un ídolo en el lugar santo. Jesús les dice a aquellos que son
fieles que escapen de inmediato cuando ocurra esta profanación. "El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de
su casa; y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa" (Mateo 24:17-18). Esto quiere
decir que hay que huir de inmediato cuando esto se lleve a cabo porque el que
espere no podrá escapar.
Hay un paralelo
histórico de esta caída de Jerusalén y de la subsiguiente introducción de un
objeto de idolatría en el templo. En la época de Antíoco Epífanes, unos 160
años antes de la venida de Cristo, los griegos seleucos sacrificaron cerdos
sobre el altar de Dios y pusieron en el templo una estatua de Zeus el principal
dios de los griegos. Algo semejante volverá a ocurrir. Actualmente estamos
presenciando la calma que precede a la tormenta. Si usted hubiera sido uno de
los judíos que vivía en Alemania en 1935, y hubiera tenido conocimiento del destino
que le esperaba, ¿No se lo habría advertido a su pueblo? ¿No habría tomado las
medidas necesarias para salvar la vida de su familia? Si hoy conocemos el
futuro ¿no debemos estar atentos a lo que ocurre en el mundo? El costo de la
ignorancia o la negligencia puede ser muy alto.
Una de las
implicaciones de Mateo 24:15 es que volverá a haber sacrificios de animales
sobre un altar que será erigido en el Templo del Monte en Jerusalén para rendir
culto al Dios de Abraham, de Isaac y de Israel. Otra Escritura que confirma
estas cosas dice lo siguiente, "Y desde el tiempo
que sea quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora…" (Daniel 12:11).
Puesto que la profecía
indica que habrá un lugar para los sacrificios, muchos se preguntan si habrá un
gran templo en Jerusalén. Es importante tener en cuenta la posibilidad de que
sólo se construya un altar como sucedió cuando los judíos regresaron del
cautiverio de Babilonia (Esdras 3:2). Debemos velar y estar atentos a las
noticias. La profecía señala claramente que los judíos volverán a ofrecer
sacrificios en Jerusalén. Sin embargo, todavía no es claro si van a reconstruir
el templo o van a ofrecer los sacrificios simplemente sobre un altar.
Recordemos la guerra de los seis días. El pueblo judío puede actuar con gran
rapidez y valentía cuando se ve ante la urgencia de hacer algo.
Desde el momento en que
un agresor extranjero interrumpa los sacrificios diarios que van a ofrecer a
Dios (posiblemente el "rey del norte") y se lleve a cabo la
abominación desoladora, "habrá 1290 días"
(Daniel 12:11, ver Biblia de Jerusalén).
Esta Escritura menciona el período que habrá después de la abominación
desoladora hasta el fin de la actual civilización cuando regrese Jesucristo a
la tierra como Rey de reyes para instaurar un auténtico nuevo orden mundial, el
reino de Dios.
"Bienaventurado
el que espere, y llegue a 1335 días". Luego le dijo Dios a
Daniel: "Y tu irás hasta el fin, y reposarás y de
levantarás para recibir tu heredad al fin de los días" (Daniel 12:12-13). En otras
palabras, Dios le dijo a Daniel que no vería el cumplimiento de estas
profecías. Daniel viviría hasta el fin de sus días y moriría sin haber
entendido la profecía que le fue inspirada. Sin embargo, hoy, podemos leer las
palabras de Daniel y entender, si empezamos a caminar con Dios y a estudiar
estas cosas a fondo. Es necesario entender la gravedad del momento histórico en
que nos ha tocado vivir, en la víspera misma del cumplimiento de estas
profecías. Que esto nos motive a escudriñar y a ahondar en el estudio de la
palabra de Dios, y lo que es más importante, a obedecer a Dios en todas las
cosas.
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