AL DEJARNOS GOBERNAR POR DIOS

Recibimos de él un nuevo corazón y un espíritu totalmente transformado.

Somos capaces de identificar y discernir su voz en nuestro interior.

Nuestros esquemas lógicos son derribados, para darle paso a una fe sin barreras.


AL DEJARNOS GOBERNAR POR DIOS

Se produce el deseo espontáneo de cultivar nuestra vida espiritual mediante la oración y la reflexión de su Palabra. 

Adquirimos convicciones firmes en sus enseñanzas y promesas.

AL DEJARNOS GOBERNAR POR DIOS

Surge el deseo espontáneo de poner en práctica sus preceptos, no viéndolos como una carga pesada y obligatoria, sino como una necesidad intensa de hacerlo.

Tenemos siempre presente la prioridad fundamental por la que vivimos sobre la tierra, ser faros de luz desde donde nos encontramos

AL DEJARNOS GOBERNAR POR DIOS

Tenemos la certeza de su conocimiento y cercanía de cada uno de nosotros, que no hay detalle alguno que se le pase por alto.

Somos capaces de ver más allá de toda apariencia y espejismo terrenal.

No le tememos a las amenazas, ni a las circunstancias adversas.

Vemos su soberanía interviniendo en medio de todas nuestras circunstancias, siempre en el momento preciso y en el tiempo exacto.


AL DEJARNOS GOBERNAR POR DIOS

Comprendemos que todo lo recibido a través de nuestra historia personal se debe a su Gracia y Misericordia incondicional

Nace de nuestro corazón el deseo intenso de alabarle por lo que él es, y por lo que hace por nosotros.

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"Reflexiona hoy y reconoce en tu corazón, que el Señor es Dios arriba en los cielos, y abajo en la tierra; no hay otro" (Dt 4,39)