Se sirve a Dios sirviendo espontáneamente a los demás. Los hijos de Dios estamos en el mundo para ese propósito, para que sigamos el ejemplo de servicio que nos legó nuestro Señor Jesucristo... "Ejemplo les he dado, para que como yo os he hecho, ustedes también lo hagan" (Jn 13,15)
Una vida cristiana sin amor, sin solidaridad y sin servicio al prójimo carece de sentido total... "En esto conocerán todos que son mis discípulos, si tienen amor los unos con los otros" (Jn 13,35) El motor del servicio a Dios y al prójimo es el amor.
Es necesario que los dones, talentos y recursos que cada uno de nosotros ha recibido, vayan orientados para servir a Dios y al prójimo... "Y todo lo que hagan, sea de palabra y de hecho, háganlo todo en el nombre del Señor Jesús" (Col 3,17) Tengamos por cierto, que todo lo que hagamos por él no será en vano... "Todo lo que hicieron a mis hermanos necesitados, a mí me lo hicieron" (Mt 25,40)
Tomemos en serio el llamado de Dios, no olvidemos la razón fundamental de nuestra existencia... "Les exhorto a vivir de acuerdo con la vocación que han recibido" (Ef 4,1) Por lo tanto, es necesario que nos pongamos bajo la total disposición de Dios para ser sus servidores en medio del entorno en el que nos ha tocado vivir; será él mismo quien camine junto a nosotros y respalde la obra de nuestras manos.
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