Ninguno de nosotros permanece para siempre en este mundo terrenal; es una verdad que hemos de aceptar, y aunque no nos guste, es nuestra realidad. "¿Qué es vuestra vida? Ciertamente es un vapor que se aparece por un poco de tiempo, y después se desvanece" (Sant 4,14) Todos, sin excepción, somos frágiles y caducos.
Lo que poseemos como nuestro, solo dura un instante. Nada nos pertenece para siempre, y lo que hoy tenemos asegurado en nuestras manos, mañana ya no lo tendremos, habrá pasado a otras manos, y así sucesivamente. "Y lo que has provisto, ¿De quién será?" (Lc 20,20)
NO OLVIDEMOS QUE VAMOS "EN TRÁNSITO".
Todo transcurre tan rápido, en un abrir y cerrar de ojos. "Niñez y juventud son efímeras" (Ecles 11,10) Solo quedan recuerdos, que con el paso del tiempo se borran.
Vamos "de paso" por este mundo. Nuestra existencia terrenal es limitada. Hoy estamos aquí, mañana ya no. Somos polvo, y al polvo volveremos, pero nuestro espíritu volverá a Dios, nuestro creador. "Y el polvo vuelva a la tierra que fue, y el espíritu vuelva a Dios, que lo dio" (Ecles 12,9)
Vamos hacia nuestro origen.
Vamos hacia nuestra meta.
Vamos hacia nuestro Creador.
No escaparemos de la muerte física, pero tenemos la certeza que aunque nuestro cuerpo mortal desaparezca, nuestro espíritu vivirá para siempre. "Porque sabemos que si nuestra casa terrestre (nuestro cuerpo) se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos" (2 cor 5:1).
NO OLVIDEMOS QUE VAMOS "EN TRÁNSITO".
Pongamos la mirada en las enseñanzas de la Palabra de Dios, es la lámpara que nos guiará por caminos seguros. "Tu palabra es lámpara a mis pies; es una luz en mi sendero" (Salmo 119,105) Pongamos atención a sus enseñanzas y aferrémonos a ellas. "Este mensaje es digno de crédito: si morimos con él, también viviremos con él" (2 Tim 2,11)
NO OLVIDEMOS QUE VAMOS "EN TRÁNSITO".
Mientras transitemos en los caminos de este mundo, subordinemos todos nuestros proyectos terrenales bajo los lineamientos que Dios ha establecido en su Palabra, y bajo la misión que nos ha sido encomendada. "Así dice el Señor Todopoderoso... obedézcanme, y yo seré su Dios... caminen por los caminos que yo les señalo y les irá bien". (Jr 7,23)
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