Te conduce en medio de todos los obstáculos que pretenden frenar tu marcha.
Te protege de todo peligro y amenaza inminente. Es él quien pelea por ti todas las batallas que no puedes librar en tus fuerzas.
Te provee oportunamente de todos los recursos que necesitas suplir.
Te respalda en la misión encomendada, haciendo por ti lo que en tus fuerzas eres incapaz.
Así lo ha hecho, lo has comprobado innumerables veces; y así lo continuará haciendo. Por lo tanto, puedes asegurarlo ahora: "El Eterno Dios es mi pastor, nada me faltará... aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo" (Salmo 23,1.4)
Por eso, no te desanimes ni te entristezcas ante las puertas cerradas que tienes ante ti, ten paciencia; es "por algo" que Dios así lo ha permitido temporalmente. Es necesario que aprendas muchas cosas que en situaciones normales jamás hubieras aprendido ni aceptado.
No te desanimes ni entristezcas...
Dios no permitirá que tu vida se desperdicie ni tu historia personal quede inconclusa.
Sigue cumpliendo con la misión encomendada por Dios, subordina tu vida y proyectos personales bajo su señorío. "Respeten al Señor y sírvanlo con toda sinceridad" (Jos 24,14) Del resto, él se encargará...
No hay comentarios:
Publicar un comentario