"Aún no, ha llegado la palabra a mi lengua, y ya Señor la conoces toda". (Salmo 139,4).
Has comprobado que no necesitas buscar las palabras adecuadas para expresarle a Dios como te sientes o lo que necesitas, ya que desde antes que se lo expreses él ya lo sabe.
Dios examina tu interior, conoce tu situación y tus intenciones reales, nadie más la conoce. Él mira más allá de las apariencias, por lo tanto, no te sientas mal si todos te reprochan o te juzgan.
"Dios no ve como el hombre ve, pues el hombre mira la apariencia exterior, pero el Señor mira el corazón". (1 Sm 16,7)
Ese clamor tan sincero que brotó desde lo más profundo de corazón, llegó ante la presencia de Dios; no hay ninguna palabra tuya, ni lágrima que haya pasado desapercibida.
Tu oración fue tomada en cuenta, así te lo confirma ahora...
"No temas... que tu petición fue escuchada". (Lc 1,13)
No te angusties pensando como hará Dios para resolver ese caso específico que le has planteado; tú descansa en sus procesos soberanos, verás como sus efectos se reflejarán en las circunstancias que pronto vivirás. Todo coincidirá en el momento y en el lugar oportuno.
Aplica para ti esta palabra que te confirma ahora...
Aplica para ti esta palabra que te confirma ahora...
"Yo estoy contigo, te acompañaré donde vayas... y no te abandonaré hasta cumplirte cuanto te he prometido". (Gn 28,15)
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