El respaldo de Dios se hace evidente en la vida de aquellas personas que se reconocen indignas ante él y que son incapaces de dar frutos por sí mismas.
Son aquellas que reconocen que todo lo bueno que pueden ser o dar, no se debe a sus méritos personales sino por la Gracia y la Misericordia de Dios.
Son aquellas que se reconocen necesitadas del Poder transformador del Espíritu Santo en su interior.
Son aquellas que reconocen que en sus acontecimientos, la presencia soberana de Dios interviene en todo momento para favorecerles.
Al respecto, nuestro
Señor Jesucristo dice:
"Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer"
Jn. 15, 4-5
CON DIOS DE TU PARTE...
Tendrás la certeza que en todo cuanto él te ordene hacer, tendrás su respaldo efectivo.
Tendrás su defensa oportuna ante tus adversarios y te hará justicia; será él quien intervenga a tu favor.
CON DIOS DE TU PARTE...
Verás sus intervenciones inusuales y sorpresivas a tu favor.
CON DIOS DE TU PARTE...
Tendrás la certeza que cumplirá todas sus promesas por muy irrealizables que parezcan ser.
Tendrás paz en medio de todas las adversidades progresivas que se te presenten.
CON DIOS DE TU PARTE...
Serás un testimonio vivo y muy evidente de su asistencia continua.
Tendrás paz en medio de todas las adversidades progresivas que se te presenten.
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"Pero fiel es el Señor, que
os afirmará y guardará del mal"
2 Ts 3,3
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