DIOS, NUESTRO ORIGEN Y META

Dios es nuestro Padre, no se trata de un ser anónimo ni desconocido, es el creador del universo y la fuente real de nuestra existencia.

Es el Dios que hizo cielo y tierra y todo lo que hay en él.

Hechos 17,24

Porque él da vida, aliento y todo a todos.

Hechos 17,25

En él vivimos, y nos movemos y existimos.

Hechos 17,28

Su grandeza y su poder no tienen límites, es infinito; por mucho que intentemos representar su realidad, vanos serán nuestros esfuerzos.

Lo real NO es lo aparente.

Lo aparente NO es lo real.

Dios está más allá de lo que aparenta ser de acuerdo con nuestros conceptos mentales e imaginativos.

No debemos pensar que Dios es semejante a la plata o el oro o a la piedra modelados por la creatividad y la artesanía del hombre.

Hechos 17,29

Nuestra mente  es incapaz de digerir la realidad, las dimensiones y los atributos de Dios, pero sí podemos verlo reflejado en la persona de Jesucristo.

Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros, lleno de gracia y de verdad...   A Dios nadie le vio jamás, el unigénito Hijo que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer

Juan 1, 14.18

DIOS...

NUESTRO ORIGEN Y META.

En Dios tenemos la esperanza de que nuestra existencia perdurará más allá de las fronteras de la muerte; de él venimos y hacia él vamos.

No perdamos la noción de nuestro destino definitivo, solamente sigamos el camino seguro, nuestro Señor Jesucristo.

Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre si no es por mí.

Juan 14,6

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El Dios Eterno y Todopoderoso es tu Padre; no te ha olvidado, no te ha dejado a la deriva; es él quien ha tomado el control de tu historia personal, tu futuro está en sus manos; él mismo camina contigo y así lo continuará haciendo.

Yo mismo iré caminando contigo.

Éxodo 33,14

Su realidad eterna está obrando ahora a tu favor para favorecerte más allá de lo que eres capaz de imaginar, pensar y esperar. Invócale con la plena certeza que sí te escucha y que te guía con seguridad hacia tu destino definitivo...

Dios nuestro Padre; a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén

Gálatas 1,4-5