Las
tentaciones son espejismos mortales que seducen sutilmente y esclavizan al
pecado. Las consecuencias... ¡La
muerte eterna!
“La paga del pecado es muerte”
(Romanos 6:23)
De por
sí, nuestra naturaleza humana tiende hacia el pecado; y aunque nuestra mente sea
consciente del daño irreversible que ocasiona, aun así procedemos. El apóstol
Pablo escribió al respecto:
“Porque
lo que hago no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco
eso hago... Porque no hago el bien
que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago” (Romanos 7:15,19)
Por
otra parte, además de nuestras tendencias pecaminosas, tenemos un adversario
que buscará estrategias para presentarnos un “espejismo” hecho a nuestra
medida; Satanás no ignora nuestras debilidades específicas...
“Vuestro
adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien
devorar” (1 Pedro 5:8)
¿CÓMO VENCER A LOS ESPEJIMOS MORTALES?
Reconocer
nuestra vulnerabilidad ante las tentaciones.
Todos nosotros, sin excepción estamos expuestos a ellas.
“El que piensa estar firme,
mire que no caiga”
(1 Cor. 10:22)
Orar. Es por medio de la oración que obtendremos
la fuerza de voluntad para decir ¡NO! a toda forma de espejismo.
“Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu
a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil” (Mateo 26:41)
Tener
presentes las terribles consecuencias que generaría la desobediencia deliberada
a la voluntad de Dios... ¡A nadie le va bien por pecar!
“No peques más, para que no te venga alguna cosa peor” (Juan 5:14)
Nutrirnos
de la Palabra de Dios a cada momento y guardar su contenido en nuestro corazón.
“En
mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti” (Salmo 119:11)
Ampararnos
bajo el cuidado de Dios, quien ha prometido no dejarnos a expensas de las
fuerzas del mal.
“El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra
del Omnipotente. Diré yo a Dios: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en
quien confiaré. Él te librará del lazo
del cazador, de la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá, y debajo de
sus alas estarás seguro” (Salmo 91:1-4)
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José Alfredo Liévano.
MINISTERIO
PENSEMOS EN DIOS.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra!
“Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he
puesto para luz de todas las gentes, a fin de que seas para salvación hasta lo
último de la tierra”
Hechos 13:47.
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