viernes, 4 de agosto de 2017

ESPEJISMOS MORTALES.


Las tentaciones son espejismos mortales que seducen sutilmente y esclavizan al pecado.     Las consecuencias...     ¡La muerte eterna!

La paga del pecado es muerte
(Romanos 6:23)
                                                

De por sí, nuestra naturaleza humana tiende hacia el pecado; y aunque nuestra mente sea consciente del daño irreversible que ocasiona, aun así procedemos. El apóstol Pablo escribió al respecto:

Porque lo que hago no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco eso hago...     Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago”     (Romanos 7:15,19)


Por otra parte, además de nuestras tendencias pecaminosas, tenemos un adversario que buscará estrategias para presentarnos un “espejismo” hecho a nuestra medida; Satanás no ignora nuestras debilidades específicas...

Vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar     (1 Pedro 5:8)




¿CÓMO VENCER A LOS ESPEJIMOS MORTALES?

Reconocer nuestra vulnerabilidad ante las tentaciones.     Todos nosotros, sin excepción estamos expuestos a ellas.

El que piensa estar firme,
mire que no caiga
(1 Cor. 10:22)


Orar.   Es por medio de la oración que obtendremos la fuerza de voluntad para decir ¡NO! a toda forma de espejismo.

Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”     (Mateo 26:41)


Tener presentes las terribles consecuencias que generaría la desobediencia deliberada a la voluntad de Dios...     ¡A nadie le va bien por pecar!

No peques más, para que no te venga alguna cosa peor”     (Juan 5:14)


Nutrirnos de la Palabra de Dios a cada momento y guardar su contenido en nuestro corazón.

En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti    (Salmo 119:11)


Ampararnos bajo el cuidado de Dios, quien ha prometido no dejarnos a expensas de las fuerzas del mal.

El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Dios: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré.  Él te librará del lazo del cazador, de la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro”     (Salmo 91:1-4)






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José Alfredo Liévano.

MINISTERIO
PENSEMOS EN DIOS.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra!

Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de todas las gentes, a fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra
Hechos 13:47.

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