“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su
Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga
vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo,
sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado;
pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del
unigénito Hijo de Dios”
Juan 3:16-18
Jesucristo no
vino por los que se creen buenos y santos; vino por los pecadores, por los
enfermos del alma y del espíritu.
“Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No
he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”
Marcos 2:17
¿QUÉ TE CORRESPONDE HACER?
Reconocer
que necesitas del perdón de Dios, de su sanidad, de su restauración, de su
salvación. En tus méritos y capacidades...
¡Es imposible!
Jesucristo te dice ahora...
“Extiende
tu mano”
Mc. 3:5
Al “extender
tus manos” hacia Dios reconoces tu necesidad absoluta de él, tu incapacidad
total para llevar una vida recta.
Al “extender
tus manos” reconociendo tus pecados y confesándolos recibes su perdón
definitivo, la salvación de tu alma y la vida eterna.
Al “extender
tus manos” su sangre preciosa te limpia de toda maldad.
“Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de
vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como
oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin
mancha y sin contaminación”
1 Pedro 1:18-19
---------------.
José Alfredo Liévano.
MINISTERIO
PENSEMOS EN DIOS.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra!
“Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he
puesto para luz de todas las gentes, a fin de que seas para salvación hasta lo
último de la tierra”
Hechos 13:47.
Usa tus redes sociales para ese propósito...
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