En esencia, la vida
cristiana es una entrega incondicional a Dios y al prójimo. Nuestro Señor
Jesucristo así lo enseñó...
“Maestro,
¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios
con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el
segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos
mandamientos depende toda la ley y los profetas”
Mateo 22:36-40
Necesitamos ser “almas
generosas” que llevemos a cabo la labor específica que Dios nos ha encomendado
a cada uno de nosotros en este mundo.
¿QUE ACCIONES TOMAR?
Ponernos bajo las órdenes
incondicionales de Dios; es decir, renunciar a nuestros planes personales. Vaciarnos
de nosotros mismos... ¡Entrega total!
Dediquemos cada día un tiempo
asignado para hablar con Dios y reflexionar en su palabra... ¡Necesitamos crecer y fortalecernos
espiritualmente!
Sigamos las indicaciones que
Dios ha revelado en su Palabra, con la plena certeza que tendremos siempre su
asistencia oportuna... ¡Pasos de
fe y obediencia!
Evitemos distractores que
nos hagan olvidar la razón por la que Dios nos ha traído a la tierra... ¡No desenfocarnos!
Sigamos haciendo fielmente
lo que Dios nos ha encomendado, aunque parezca pequeño e insignificante... ¡Fieles en lo poco!
“Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus
mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal
es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste
verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que
estamos en él”
“El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo. Hermanos, no
os escribo mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que habéis tenido
desde el principio; este mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído
desde el principio. Sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo, que es
verdadero en él y en vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz
verdadera ya alumbra”
“El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en
tinieblas. El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay
tropiezo. Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en
tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos”
1 Juan 2:3-11
---------------.
José Alfredo
Liévano.
MINISTERIO
PENSEMOS EN DIOS.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra!
“Porque así nos ha mandado el Señor,
diciendo: Te he puesto para luz de todas las gentes, a fin de que seas para
salvación hasta lo último de la tierra”
Hechos 13:47.
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