Cristo, la LUZ
verdadera que ilumina a todo hombre, permanece continuamente en nuestro
interior, somos su morada; esa es la razón por la que somos sus luminarias en
el mundo, somos portadores de la LUZ...
“Vosotros sois la
luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se
enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y
alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los
hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que
está en los cielos”
Mateo
5:14-16.
Nuestra misión
sobre la tierra es proyectar a Cristo con nuestra conducta y difundir su Verdad
Absoluta revelada en la Biblia; somos candeleros desechables, portadores de LUZ
ETERNA en medio de un contexto de rebeldía y maldad.
“Pero tenemos
este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y
no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros,
mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no
destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús,
para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. Porque
nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús,
para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. e
manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida.
2
Corintios 4:7-12.
Aunque
la vela se derrita...
¡La
LUZ no se apagará!
En Cristo... ¡Somos luz!
En Cristo... ¡Proyectamos luz!
En Cristo... ¡Viviremos en luz!
“Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va
desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve
tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno
peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se
ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son
eternas”
2
Corintios 4:16-18
“Porque sabemos
que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de
Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos”
2
Corintios 5:1.
Mientras
permanezcamos sobre la tierra...
No perdamos la
noción de nuestra identidad celestial, misión y destino eterno; no permitamos
que factores externos la opaquen.
Tengamos
presente que por estar condicionados a un cuerpo frágil y perecedero, nuestro
nivel de comprensión de estas verdades espirituales es muy corto; por eso es
importante quitar las interferencias que contribuyan a cuestionarlas y dudar de
ellas.
“Mirad también
por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y
embriaguez y de los afanes de esta vida...”
Lucas
21:34
---------------.
José Alfredo Liévano.
MINISTERIO
PENSEMOS EN DIOS.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra!
“Porque así nos ha mandado el Señor,
diciendo: Te he puesto para luz de todas las gentes, a fin de que seas para
salvación hasta lo último de la tierra”
Hechos 13:47.
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