martes, 4 de abril de 2017

¿QUE HACER CON LA PALABRA DE DIOS?


¿Qué hacer con la Palabra de Dios?

Conocerla...
Asimilarla...
Creerla...
Practicarla...
Difundirla...

Para conocer la Palabra de Dios es necesario exponerse a su contenido mediante el estudio sistemático y la reflexión continua; en ella está contenida la Verdad Absoluta que nos libera de la ignorancia, del pecado y de la muerte. Al respecto, nuestro Señor Jesucristo lo enseña...    “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” Juan 8:31-32.

Estamos hablando de un conocimiento que no se condiciona a las leyes de la lógica; por eso, es necesario someter nuestra mente bajo la acción sobrenatural del Espíritu Santo, para que por medio de su acción seamos capaces de asimilarla. “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” 1 Corintios 2:14.

El conocimiento y la asimilación de la Palabra de Dios van juntas; son simultáneas, y dependerá del interés y la persistencia que tengamos para exponernos a su contenido. El Salmo 119 dice: “La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples” Salmo 119:130. La Palabra de Dios tiene vida en sí misma y es capaz de operar transformaciones radicales en nuestro interior. “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” Hebreos 4:12.

El resultado del conocimiento y la asimilación de la Palabra de Dios producirán convicciones firmes en su contenido... “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” Romanos 10:17; “Oír” con oídos espirituales. Se trata de convicciones que van más allá de todo razonamiento lógico o pronóstico humano.  “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” Hebreos 11:1. Necesitamos tener fe...     Necesitamos creerle a Dios...     Necesitamos creer en su Palabra.

La fe genuina, definitivamente nos llevará a la acción; sentiremos la necesidad de obedecer con espontaneidad la Palabra de Dios. Se trata de una fe que lleva a la acción, reflejada en una vida de santidad y servicio al prójimo... ¡Una fe práctica!     En lo que respecta a la vida de santidad, el apóstol Pedro expresa lo siguiente: “Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo” 1 Pedro 1:14-16.     En lo que respecta al servicio al prójimo, dice el apóstol Santiago: “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma” Santiago 2:14-17. No sirve de nada guardar la Palabra de Dios en el corazón, si no hay frutos espontáneos.

Una vida de obediencia a Dios y servicio al prójimo nos hace evidencia de lo que implica ser genuinos cristianos en el mundo. Nuestro Señor Jesucristo lo dijo: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” Juan 13:35...     “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” Mateo 5:16...    Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas” Mateo 7:12.

La coherencia de vida con la Palabra de Dios, nos impulsará a difundirla por todos los medios posibles; para que otros la conozcan, la asimilen, la crean, la practiquen y la propaguen; para que así, hagan vida el mandato de nuestro Señor Jesucristo... “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones...” Mateo 28:19.




¡Ahora ya lo sabes!

“Hijo mío, no te olvides de mi ley, y tu corazón guarde mis mandamientos...     Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón”
Proverbios 3:1,3





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José Alfredo Liévano.

MINISTERIO
PENSEMOS EN DIOS.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra!

“Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de todas las gentes, a fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra”
Hechos 13:47.


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