¿Qué
hacer con la Palabra de Dios?
Conocerla...
Asimilarla...
Creerla...
Practicarla...
Difundirla...
Para conocer
la Palabra de Dios es necesario exponerse a su contenido mediante el
estudio sistemático y la reflexión continua; en ella está contenida la Verdad
Absoluta que nos libera de la ignorancia, del pecado y de la muerte. Al
respecto, nuestro Señor Jesucristo lo enseña... “Si
vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y
conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” Juan 8:31-32.
Estamos
hablando de un conocimiento que no se condiciona a las leyes de la lógica; por
eso, es necesario someter nuestra mente bajo la acción sobrenatural del
Espíritu Santo, para que por medio de su acción seamos capaces de asimilarla.
“Pero el hombre natural no percibe las
cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede
entender, porque se han de discernir espiritualmente” 1 Corintios 2:14.
El conocimiento
y la asimilación de la Palabra de Dios van juntas; son simultáneas, y
dependerá del interés y la persistencia que tengamos para exponernos a su
contenido. El Salmo 119 dice: “La
exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples” Salmo
119:130. La Palabra de Dios tiene vida en sí misma y es capaz de operar
transformaciones radicales en nuestro interior. “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda
espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las
coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del
corazón” Hebreos 4:12.
El resultado
del conocimiento y la asimilación de la Palabra de Dios producirán convicciones
firmes en su contenido... “Así que la fe
es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” Romanos 10:17;
“Oír” con oídos espirituales. Se trata de convicciones que van más allá de todo
razonamiento lógico o pronóstico humano.
“Es, pues, la fe la certeza de lo
que se espera, la convicción de lo que no se ve” Hebreos 11:1. Necesitamos
tener fe... Necesitamos creerle
a Dios... Necesitamos creer en
su Palabra.
La fe genuina,
definitivamente nos llevará a la acción; sentiremos la necesidad de obedecer
con espontaneidad la Palabra de Dios. Se trata de una fe que lleva a la acción,
reflejada en una vida de santidad y servicio al prójimo... ¡Una fe práctica! En lo que respecta a la vida de
santidad, el apóstol Pedro expresa lo siguiente: “Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais
estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed
también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está:
Sed santos, porque yo soy santo” 1 Pedro 1:14-16. En lo que respecta al servicio al prójimo,
dice el apóstol Santiago: “Hermanos míos,
¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe
salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del
mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos
y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de
qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma” Santiago
2:14-17. No sirve de nada guardar la Palabra de Dios en el corazón, si
no hay frutos espontáneos.
Una vida de
obediencia a Dios y servicio al prójimo nos hace evidencia de lo que implica
ser genuinos cristianos en el mundo. Nuestro Señor Jesucristo lo dijo: “En esto conocerán todos que sois mis
discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” Juan 13:35... “Así
alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas
obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” Mateo 5:16... “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros,
así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas” Mateo
7:12.
La coherencia
de vida con la Palabra de Dios, nos impulsará a difundirla por todos los medios
posibles; para que otros la conozcan, la asimilen, la crean, la practiquen y la
propaguen; para que así, hagan vida el mandato de
nuestro Señor Jesucristo... “Por tanto,
id, y haced discípulos a todas las naciones...” Mateo 28:19.
¡Ahora
ya lo sabes!
“Hijo mío, no
te olvides de mi ley, y tu corazón guarde mis mandamientos... Nunca se aparten de ti la misericordia y
la verdad; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón”
Proverbios 3:1,3
---------------.
José Alfredo Liévano.
MINISTERIO
PENSEMOS EN DIOS.
Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra!
“Porque así nos ha mandado el Señor,
diciendo: Te he puesto para luz de todas las gentes, a fin de que seas para
salvación hasta lo último de la tierra”
Hechos 13:47.
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