En cierta ocasión el apóstol Pablo escribió: “Con
Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y
lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me
amó y se entregó a sí mismo por mí” Gálatas
2:20. Estas palabras reflejan la íntima e indisoluble comunión que
tenía con Dios; así como las evidencias espontáneas que se reflejaban en su
vida.
¿Sucede eso mismo contigo?
Veamos...
¿Qué sucede cuando Cristo vive en ti?
¿Qué evidencias se dan?
Convicción de la
paternidad de Dios y de tu herencia eterna. Se trata de una
certeza plena que cambia radicalmente el concepto de tu existencia, así como
tus prioridades. “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que
somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y
coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que
juntamente con él seamos glorificados” Romanos
8:16-17.
Convicción de la realidad
de Dios saturando tu interior y a tu alrededor. Comprendes que su
omnipotencia, omnisciencia y omnipresencia son una constante en tu vida. No le
temes a nada, ni a nadie porque sabes que todo está bajo su control. “Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido
mi sentarme y mi levantarme; has entendido desde lejos mis pensamientos. Has
escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos. Pues
aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda. Detrás
y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano. Tal conocimiento es
demasiado maravilloso para mí; alto es, no lo puedo comprender. ¿A dónde me iré
de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?” Salmo 139:1-7.
Convicción de la
veracidad de la Palabra de Dios. Adquieres la firme convicción que todo su contenido es
fiel y verdadero; que todas sus enseñanzas y promesas son dignas de
credibilidad aunque choquen con la lógica. “Para
siempre, oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos... La suma de tu palabra
es verdad... ” Salmo 119:89, 160.
Conciencia
tranquila. Su presencia en ti, la produce. Todo complejo de culpa queda borrado
para siempre. “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz
para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” Romanos 5:1.
Se producen frutos
espontáneos de vida cristiana. Experimentas un intenso rechazo a toda forma de vida
pecaminosa y consideras los mandatos de Cristo NO como imposición sino como una
necesidad de andar como él. “El que dice que permanece
en él, debe andar como él anduvo” 1 Juan
2:6.
Deseo espontáneo de
difundir el mensaje de la Palabra de Dios en todas partes y con todos los
medios. No existe otra prioridad más urgente e importante. “No obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente
metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude” Jeremías 20:9.
Das pasos de fe y
obediencia a las indicaciones de Dios aunque las condiciones externas vayan en
contra de tu lógica o intereses personales. Interesante caso
del apóstol Pablo que habla por sí solo: “Ahora, he
aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de
acontecer; salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio,
diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones. Pero de ninguna cosa hago
caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera
con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del
evangelio de la gracia de Dios. Hechos
20:22-24.
Ves la realidad más
allá de toda perspectiva lógica, terrenal y temporal. Ves con los ojos de la fe. “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la
convicción de lo que no se ve. Hebreos
11:1.
Descansas en Dios a
pesar de las adversidades. Sabes que en medio de toda tempestad y amenaza, la presencia
real y activa de Dios obra siempre a tu
favor. “El Eterno Dios peleará por vosotros, y
vosotros estaréis tranquilos” Éxodo
14:14.
¿Vive Cristo en ti?
¿Cómo hacer que así sea?
Reconoce y confiesa que Jesucristo es Dios manifestado en carne.
Reconoce y confiesa que por medio del sacrificio de Jesucristo en la
cruz obtienes el perdón de tus pecados y la vida eterna.
Arrepiéntete de tus pecados con la firme determinación de no volver atrás.
Alimenta cada día tu vida espiritual con la Palabra de Dios mediante su
estudio y reflexión.
Fortalece cada día tu vida espiritual por medio de la oración.
------------------------.
Dios quiere que por medio de Jesucristo experimentes la clase de vida
abundante que sólo él puede ofrecer. Leer
más en la reflexión titulada “Es por
medio de Jesucristo” http://alfredolievano.blogspot.com/2016/12/es-por-medio-de-jesucristo.html
“Yo he venido para que tengan VIDA y la tengan en
abundancia”
Juan
10:10
-----------.
PENSEMOS
EN DIOS
Facebook:
Twitter
@JAlfredoLievano
-----------------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario