¡Dios es tu Padre!
Sabe cómo te sientes ahora...
Sabe de qué cosas tienes necesidad...
Justo en estos momentos, está preparándote una solución viable ante ese
problema que “ya topó”; lo está haciendo aunque no comprendas sus procesos.
Necesitas saber que hay acontecimientos que ahora suceden y que no
tienen que ver nada contigo, pero repercutirán en la solución.
¡Necesitas creer que así es! ¡No le
cuestiones a Dios!
¡Él te lo confirma!
No es casualidad que leas precisamente ahora estas líneas...
¡Sigue leyendo!
¡Dios es tu Padre!
No te dejará a la deriva aunque sientas que vas directo al precipicio...
Durante todo este proceso, confía en él aunque las intimidaciones se
aumenten y las presiones te quiten la paz, aunque el problema te haya encerrado
en un profundo calabozo del que ya no puedes salir, aunque las puertas estén
completamente selladas.
Es difícil confiar en medio de situaciones así, pero de eso se trata la
fe. ¡Esperar creyendo!
¡Dios es tu Padre!
Descansa en su Poder...
Descansa en su Soberanía...
Descansa en su Fidelidad...
Él dará la orden para que todo se solucione en el tiempo exacto y en el
lugar preciso; todo te lo tiene preparado de manera “milimétrica”. Ningún
detalle se le ha pasado por alto. ¡Todo te lo tiene preparado!
Nada sucederá por azar...
¡Dios es tu Padre!
No permitirá que los propósitos trazados para ti dejen de cumplirse.
Aunque ahora estés enfrentando las consecuencias que te llevaron hacia
el lado opuesto, te pondrá donde debiste haber estado y te dará lo que debiste
haber tenido, para que así cumplas con
la tarea encomendada.
A pesar de todo lo que “hiciste y deshiciste” su Gracia y su
Misericordia es lo que prevalecerán.
¡Dios es tu Padre!
Cree...
Espera...
Descansa...
Gózate...
Precisamente en estos momentos su Poder, su Soberanía, su Gracia, su
Misericordia y su Fidelidad están “trabajando” en conjunto para favorecerte...
“Nada hay imposible para Dios”
Lucas 1:37
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