Vivimos ahora
en medio de un contexto en donde la Palabra de Dios escasea, ya que a la
inmensa mayoría de personas sobre la tierra no le interesa vivir de acuerdo a
sus lineamientos (Los hechos hablan por
sí mismos...); por lo tanto, las influencias a las que estamos expuestos
constantemente se constituyen en una seria amenaza para nosotros.
La seducción del
mundo es atractivamente justificable en extremo, sobretodo en estos días; en
todo momento estamos expuestos a perder la noción de la realidad de Dios, de
nuestra identidad celestial, de nuestra misión sobre la tierra y de nuestro
destino eterno.
Tristemente muchos
cristianos, en vez de ser potentes lámparas encendidas, somos lámparas apagadas
que hacemos tropezar a los demás por medio de una vida incoherente con las
enseñanzas de Cristo. ¡Pésimo testimonio! “Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado
entre los gentiles por causa de vosotros” (Romanos
2:24) Por eso, el consejo
bíblico es muy claro y específico:
“No améis al mundo, ni las cosas que
están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque
todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y
la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo”
1 Juan 2:15-16
“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la
renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad
de Dios, agradable y perfecta”
Romanos 12:2
¿Qué necesitamos los
cristianos?
Necesitamos reconocer que dependemos absolutamente
de la Gracia de Dios. Nada alcanzamos por nuestros méritos y capacidades. ¡Somos
indignos!
“Porque por Gracia sois salvos por medio de la fe;
y esto no de vosotros, pues es don de Dios”
Efesios 2:8.
Necesitamos experimentar un cambio radical de
vida. ¡Urge! ¡El juicio de Dios está cerca!
“Haced, pues, frutos dignos de
arrepentimiento... ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles;
por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego”
Mateo 3:8-10
Necesitamos ser genuinos en nuestra conducta, reflejarla
con espontaneidad en donde estemos o vayamos. ¡Necesitamos hacerlo!
“El que dice que permanece en él, debe
andar como él anduvo”
1 Juan 2:6
Necesitamos preguntarnos si estamos viviendo de
acuerdo con lo que creemos y enseñamos. ¡Seamos sinceros con nosotros mismos!
“Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te
enseñas a ti mismo? Tú que predicas que no se ha de hurtar, ¿hurtas? Tú que
dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Tú que abominas de los ídolos,
¿cometes sacrilegio?”
Romanos 2:21-22.
Necesitamos depender de la acción transformadora
del Espíritu Santo en las diversas áreas de nuestra vida para que produzca en
nosotros “el querer como el hacer”. ¡Necesitamos ser transformados por su acción
sobrenatural!
“Crea en mí, oh Dios, un corazón
limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”
Salmo 51:10.
Necesitamos vivir para Dios; esa es la única razón
por la que existimos. ¡Consagrémonos a él!
“Pues si vivimos, para el Señor
vivimos; y si morimos, para el Señor morimos”
Romanos 14:8
Necesitamos cultivar constantemente nuestra vida
espiritual. ¡Oremos y reflexionemos constantemente en la Palabra de Dios!
“Velad y orad, para que no entréis en
tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”
Mateo 26:41
No obviemos esta
advertencia del Señor.
“Yo conozco tus obras, que ni eres frío
ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no
frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”
Apocalipsis
3:15-16
--------------------------
José Alfredo Liévano.
PENSEMOS EN DIOS
@JAlfredoLievano
--------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario