Permítanme insistir en algo que hemos de tener
presente y que Dios no ha dejado de recordármelo al reflexionar en su
Palabra...
Estamos viviendo
en los tiempos previos al Juicio Divino que se derramará sobre la tierra como
consecuencia de la maldad que en ella impera.
(Ver
reflexión titulada: “La tempestad se vislumbra” en http://alfredolievano.blogspot.com/2016/12/la-tempestad-se-vislumbra.html
).
Nuestro Señor
Jesucristo fue claro al advertir que cuando él viniera a juzgar al mundo
estaríamos viviendo como en los días de Noé. “Como fue en los días de Noé, así también será
en los días del Hijo del Hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en
casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los
destruyó a todos” (Lucas 17:26)
y como en los días de Lot. “Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían,
compraban, vendían, plantaban, edificaban; mas el día en que Lot salió de
Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. Así será el
día en que el Hijo del Hombre se manifieste. (Lucas 17:28-30). Lo que tienen en común estas dos épocas,
es que la maldad se había multiplicado en extremo, se había desbordado y en
ellas Dios hizo justicia; de igual manera así sucederá repentinamente en el
tiempo presente, cuando nadie se lo imagine. “Velad, pues, porque no sabéis el día ni la
hora en que el Hijo del Hombre ha de venir” (Mateo 25:13). No
sabemos cuándo será, pero de acuerdo a las señales previas dadas por nuestro
Señor Jesucristo, todo puede suceder en cualquier momento. “Cuando estas cosas comiencen a suceder,
erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca” (Lucas 21:28)
Necesitamos ver los acontecimientos actuales desde
la perspectiva profética...
Necesitamos abrir
los ojos y oídos espirituales para digerir todo esto desde el “prisma” de la
Palabra de Dios. Es necesario que nos
demos cuenta donde estamos insertados; son tiempos que no podemos evadir y
decir que todas las cosas marchan bien. ¡No es así! Las cosas no están bien en
el mundo y no mejorarán a menos que haya un arrepentimiento genuino y
generalizado comenzando por los gobernantes de las naciones y los “grandes” de
la tierra.
Necesitamos despertar
y darnos cuenta “donde estamos parados”, no podemos seguir “durmiendo” como los
demás. ¡Despertemos antes que la lámpara se apague! “Mas vosotros, hermanos, no estáis en
tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros
sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Por
tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios” (1 Tesalonicenses 5:4-6)
Necesitamos
mantenernos fieles en la misión encomendada; necesitamos decir las cosas tal y
como son. “Procura
con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué
avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” 2
Timoteo 2:15.
Necesitamos
llevar una vida de pureza, apartados de toda clase de mal. “Conoce el Señor a los que son suyos; y:
Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo” 2 Timoteo 2:19
Vienen tiempos muy difíciles y peligrosos para el
mundo...
Son tiempos sin
precedentes en la historia de la humanidad. “Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha
habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá” (Mateo 24: 21). En este
punto de la historia estamos viviendo todavía las primeras señales llamadas “los
principios de dolores” pero en medio de ellos Dios ha prometido guardarnos para
que cumplamos con la misión que nos ha sido encomendada por él: ¡Iluminar el mundo con su luz! “Te guardaré de la
hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero” (Apocalipsis 3:10). Vienen tiempos difíciles y
peligrosos, pero en medio de ellos la presencia del Dios soberano Rey del
universo estará obrando a nuestro favor. ¡Nada se escapará de su control!
Todo lo dicho por Dios se cumplirá de principio a
fin...
¡Todo se cumplirá...!
El cielo y la
tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. (Lucas 21:33) No quedará ni un cabo suelto. Si así lo
dijo, así será aunque parezca ilógico. “Porque estos son días de retribución, para que se cumplan
todas las cosas que están escritas” (Lucas
21:22). Será la Palabra de Dios la que prevalezca; descansa en
sus enseñanzas y promesas. “Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios
de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus
siervos las cosas que deben suceder pronto” (Apocalipsis 22:6). Retenlas
en lo más profundo de tu corazón. “He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que
ninguno tome tu corona” (Apocalipsis
3:11).
No temas ante lo que va a venir...
Haz lo que te
corresponde...
Dios no se
olvidará de ti, espera en él.
Dios no te
abandonará; ni en este mundo, ni en el venidero.
Tus esfuerzos
no serán vanos.
“Así que, hermanos míos amados, estad
firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que
vuestro trabajo en el Señor no es en vano”
1 Corintios
15:58
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José Alfredo Liévano.
PENSEMOS EN DIOS
@JAlfredoLievano
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