lunes, 12 de diciembre de 2016

CUANDO ESTAS COSAS COMIENCEN A SUCEDER...


Permítanme insistir en algo que hemos de tener presente y que Dios no ha dejado de recordármelo al reflexionar en su Palabra...

Estamos viviendo en los tiempos previos al Juicio Divino  que se derramará sobre la tierra como consecuencia de la maldad que en ella impera.
(Ver  reflexión titulada: “La tempestad se vislumbra” en http://alfredolievano.blogspot.com/2016/12/la-tempestad-se-vislumbra.html ).

Nuestro Señor Jesucristo fue claro al advertir que cuando él viniera a juzgar al mundo estaríamos viviendo como en los días de Noé. “Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos” (Lucas 17:26) y como en los días de Lot. “Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste. (Lucas 17:28-30). Lo que tienen en común estas dos épocas, es que la maldad se había multiplicado en extremo, se había desbordado y en ellas Dios hizo justicia; de igual manera así sucederá repentinamente en el tiempo presente, cuando nadie se lo imagine. “Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir” (Mateo 25:13).  No sabemos cuándo será, pero de acuerdo a las señales previas dadas por nuestro Señor Jesucristo, todo puede suceder en cualquier momento. “Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca” (Lucas 21:28)



Necesitamos ver los acontecimientos actuales desde la perspectiva profética...

Necesitamos abrir los ojos y oídos espirituales para digerir todo esto desde el “prisma” de la Palabra de Dios. Es necesario  que nos demos cuenta donde estamos insertados; son tiempos que no podemos evadir y decir que todas las cosas marchan bien. ¡No es así! Las cosas no están bien en el mundo y no mejorarán a menos que haya un arrepentimiento genuino y generalizado comenzando por los gobernantes de las naciones y los “grandes” de la tierra.

Necesitamos despertar y darnos cuenta “donde estamos parados”, no podemos seguir “durmiendo” como los demás. ¡Despertemos antes que la lámpara se apague! “Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios” (1 Tesalonicenses 5:4-6)

Necesitamos mantenernos fieles en la misión encomendada; necesitamos decir las cosas tal y como son. “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad”  2 Timoteo 2:15.

Necesitamos llevar una vida de pureza, apartados de toda clase de mal. “Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo” 2 Timoteo 2:19



Vienen tiempos muy difíciles y peligrosos para el mundo...

Son tiempos sin precedentes en la historia de la humanidad. “Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá” (Mateo 24: 21). En este punto de la historia estamos viviendo todavía las primeras señales llamadas “los principios de dolores” pero en medio de ellos Dios ha prometido guardarnos para que cumplamos con la misión que nos ha sido encomendada por él: ¡Iluminar el mundo con su luz! “Te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero” (Apocalipsis 3:10).  Vienen tiempos difíciles y peligrosos, pero en medio de ellos la presencia del Dios soberano Rey del universo estará obrando a nuestro favor. ¡Nada se escapará de su control!



Todo lo dicho por Dios se cumplirá de principio a fin...

¡Todo se cumplirá...! El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. (Lucas 21:33) No quedará ni un cabo suelto. Si así lo dijo, así será aunque parezca ilógico. “Porque estos son días de retribución, para que se cumplan todas las cosas que están escritas” (Lucas 21:22). Será la Palabra de Dios la que prevalezca; descansa en sus enseñanzas y promesas. “Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto” (Apocalipsis 22:6). Retenlas en lo más profundo de tu corazón. “He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona” (Apocalipsis 3:11).



No temas ante lo que va a venir...

Haz lo que te corresponde...
Dios no se olvidará de ti, espera en él.
Dios no te abandonará; ni en este mundo, ni en el venidero.
Tus esfuerzos no serán vanos.

“Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”
1 Corintios 15:58





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José Alfredo Liévano.

PENSEMOS EN DIOS
@JAlfredoLievano

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