La “tempestad” avanza rápidamente, se puede percibir; las primeras
señales de ella están haciéndose notar e impactan progresivamente las diversas
partes del mundo, en unas más y en otras menos; el punto es, que eventos sin
precedentes en la historia de la humanidad están por suceder con mayor
intensidad y de manera irreversible. Se trata de una “tempestad” ocasionada por
la desobediencia deliberada de la humanidad a la voluntad de Dios; una “tempestad”
salida de control, que ningún gobernante sobre la tierra ni potencia mundial
podrá frenar. Un caos salido fuera de control a nivel político, económico,
social y ecológico...
En serio... Las cosas no están
bien en el mundo; es imposible que las cosas marchen bien cuando la inmensa
mayoría de sus habitantes no toma en cuenta las enseñanzas de Dios, ni proceden
de acuerdo a ellas. Tienen que producirse consecuencias...
“Como
fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre. Comían,
bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en
el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos. Asimismo como sucedió en los
días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; mas el
día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó
a todos. Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste. En aquel día,
el que esté en la azotea, y sus bienes en casa, no descienda a tomarlos; y el
que en el campo, asimismo no vuelva atrás. Acordaos de la mujer de Lot”
Lucas 17:26-32
La “tempestad” se
vislumbra.
Es tiempo de revisar nuestras vidas...
Es tiempo de volvernos a Dios...
Es tiempo de un arrepentimiento genuino...
Es tiempo para difundir el mensaje de Dios...
Los cristianos hemos de estar conscientes de nuestra misión en medio de
estos tiempos profetizados, necesitamos “ver” más allá de lo que pasa a nuestro
alrededor, necesitamos discernir la voz de Dios y transmitirla con urgencia
empleando todos los recursos a nuestro alcance. No temamos asumir nuestro papel
protagónico; la dirección, protección y dirección de Dios estarán siempre a
nuestro favor. ¡Vivamos para lo que hemos nacido!
“Así
también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el
reino de Dios. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo
esto acontezca. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Mirad
también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería
y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros
aquel día. Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz
de toda la tierra. Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por
dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante
del Hijo del Hombre”
Lucas 21:31-36
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José Alfredo Liévano
PENSEMOS EN DIOS
@JAlfredoLievano
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