Todos los cristianos somos portadores de la Palabra de Dios
al mundo. Somos sus comunicadores. Nadie más lo puede hacer por nosotros. Vienen
al mundo tiempos de incertidumbre (Ya comenzaron...), de ahí que nuestra
prioridad es proyectar la luz del Evangelio de Cristo.
¡Es necesario!
¡Es nuestra prioridad!
¡Esa es la razón de nuestra permanencia en esta tierra!
“Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses
te santifiqué, te di por profeta a las naciones”
Jeremías 1:5
Hemos de transmitir con espontaneidad el mensaje del evangelio
a las naciones, empleando todos los recursos disponibles a nuestro alcance. Con
respecto a los efectos del mensaje que se produzca en los corazones, Dios se
encargará. Nuestro deber es transmitirlo...
“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que
toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las
coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del
corazón”
Hebreos 4:12.
AL ESTAR CONSCIENTES DE ELLO...
Ø Renunciemos a nuestros planes personales, para que sean los
de Dios los que se lleven a cabo.
Ø Sometámonos bajo su poder transformador; para que adquiramos
convicciones y corazones sensibles a las necesidades del mundo.
Ø Sometámonos bajo su dirección constante para que no perdamos
la visión de nuestra misión.
“Heme aquí, envíame a mí”
Isaías 6:8
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@JAlfredoLievano
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