viernes, 22 de enero de 2016

LA DISCIPLINA: RECURSO DE LA GRACIA DE DIOS.


Es por GRACIA de Dios que hemos sido escogidos y redimidos por medio del sacrificio de Cristo en la cruz. “Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús” Romanos 3:24...   “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó” Romanos 8:29-30; sin embargo, nuestro “instinto pecaminoso” no nos deja en paz, continuamente nos está invitando a correr hacia el mal por medio de las tentaciones que nos asedian. Esta es una situación de la que toda persona, por muy “santa” que sea, está consciente. El apóstol Pablo habla al respecto: “Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros” Romanos 7:15-23. Esta cruda realidad no es pretexto para justificar el pecado, sino para que nos enfrentemos a él. Nuestro Señor Jesucristo dice al respecto: “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil” Mateo 26:41. Es importante tener cada día un tiempo para alimentar nuestra vida espiritual por medio de la oración y la reflexión bíblica.


¿QUE PASA SI NO ALIMENTAMOS NUESTRA VIDA ESPIRITUAL?

Nos debilitamos, y como consecuencia somos presa fácil de toda tentación; y al caer en ella nuestra “visión” se nubla a tal grado de perder la noción de las verdades absolutas de la Palabra de Dios. “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte” Santiago 1:13-15.  El hecho que hayamos sido redimidos por GRACIA, no nos exime de enfrentarnos contra nuestras debilidades, de ceder a la tentación, de mantener un hábito de vida pecaminosa y enfrentar sus terribles consecuencias.


LA DISCIPLINA: RECURSO DE LA GRACIA DE DIOS.

Dios no quiere que nos echemos a perder como resultado de nuestra debilidad. Por eso, como buen padre que es, aplica su disciplina, no con el propósito de destruirnos sino para “enderezar” nuestras sendas. Al respecto, el autor de la carta a los hebreos escribe lo siguiente: “Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado; y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad. Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados” Hebreos 12:4-11.  Dios tiene sus procesos disciplinarios para que sus hijos no nos echemos a perder; él sabe cómo tratar con cada uno de nosotros. Sabe cómo “enderezarnos” aunque para ello nos haga derramar lágrimas tristes y dolorosas por muchos años. Nosotros vemos ahora el proceso, pero Dios ve la obra finalizada.


LA GRACIA DE DIOS NOS PRESERVA PARA LA ETERNIDAD.

Dios no permitirá que su obra en nosotros se eche a perder aun a pesar de las caídas causadas por nuestras debilidades; aunque tengamos que pasar por procesos disciplinarios dolorosos e inexplicables. “Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”. Filipenses 1:6. Aparentemente, en su proceso disciplinario experimentaremos “bloqueos” de sus bendiciones para hacernos entender el camino por donde debemos seguir. “Yo soy Jehová Dios tuyo, que te enseña provechosamente, que te encamina por el camino que debes seguir”. Isaías 48:17. Estamos ahora dentro de un proceso de madurez espiritual en el que constantemente nos confrontamos con nuestras debilidades, pero que a lo largo de él, la GRACIA incondicional de Dios nos envuelve de continuo. “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” 2 Corintios 12:9.


Dios sabe lo que hace...
Nosotros vemos el proceso,
pero él ve la obra terminada.




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@JAlfredoLievano 

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