La razón fundamental por la que los cristianos
estamos en el mundo es para sembrar la Palabra de Dios en el lugar donde nos ha
colocado. No existe otra razón prioritaria. Somos elegidos por él para que
edifiquemos su Reino sobre la tierra. Los dones, capacidades y recursos
adquiridos son para ese propósito. ¡Qué gran privilegio!
Muchos dicen: “Sin duda alguna no reúno ni un tan solo requisito, ya es demasiado
tarde, no dispongo de recursos favorables y carezco de toda experiencia; creo
que para Dios estoy descalificado(a)” Sin
embargo, Dios nos continúa tomando en
cuenta para sus propósitos eternos. Él no mira nuestros inconvenientes y
ataduras, sino el enorme potencial que hemos guardado durante años. No tiene
sentido vivir en otro propósito diferente, eso implicaría desperdiciar nuestros
años.
Pongámonos bajo las órdenes incondicionales de Dios
para ser edificadores de su Reino en nuestro contexto actual; al hacerlo, todas
las interferencias externas e internas serán quitadas y todos nuestros acontecimientos
encajarán perfectamente en el tiempo y lugar apropiado.
“HEME
AQUÍ SEÑOR, ENVÍAME A MI.”
Isaías 6:8
Isaías 6:8
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