Es necesario dedicar suficiente tiempo cada día para reflexionar
sin prisas en la Palabra de Dios y asimilar su contenido bajo la influencia del
Espíritu Santo; su acción viva y eficaz penetrará más allá de las fronteras de
la razón produciendo convicciones firmes en su contenido, sensibilizará las
emociones para enfocarse en las necesidades del prójimo antes que las propias e
impulsará la voluntad para obedecer incondicionalmente a Dios y ponerse bajo
sus órdenes incondicionales.
Los resultados
de la reflexión bíblica se reflejan
como la luz de un potente faro en medio de la noche oscura y tempestuosa. Una persona que lo hace a diario,
necesariamente proyecta esa LUZ divina de la cual es portador. La reflexión bíblica te capacita para
alumbrar el entorno que te rodea mediante tus palabras y conducta; es así como
se cumplen aquellas palabras de nuestro Señor Jesucristo: “Vosotros
sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y
alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los
hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que
está en los cielos” (Mateo 5:14-16). No habrá nube oscura que impida que la LUZ
sobrenatural de Cristo invada tu entorno.
Los resultados
de la reflexión bíblica te capacitan
para que seas eficaz portador/a del mensaje de Dios al mundo... eficaz portador/a de la buena noticia del
evangelio de nuestro Señor Jesucristo en el entorno donde te ha colocado para
dicho fin... eficaz portador de la paz
que sólo Dios es capaz de dar en medio de las feroces tormentas... eficaz y
fiel administrador/a de los recursos que Dios ha puesto en sus manos.
Los resultados
de la reflexión bíblica te dan la
certeza que aunque andes “como un
cordero en medio de lobos”, tendrás el respaldo y la protección de Dios, te da
la certeza que él será siempre tu fiel proveedor aun en medio de los más áridos
desiertos, te da la certeza que tu destino eterno está asegurado en los cielos
por toda la eternidad, te da la certeza para decir: “Jehová es mi pastor; nada me faltará. En
lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me
pastoreará. Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su
nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque
tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa
delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi
copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos
los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días” (Salmo 23).
Que la reflexión bíblica sea siempre tu prioridad.
Verás resultados.
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@JAlfredoLievano
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