Artículos
del pastor Carlos A. Amarillo
Iglesia
Bautista del Centro, Argentina.
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La progresión de los sacrificios en el Antiguo Testamento
muestra el siguiente orden:
1.
Un animal por un hombre. Ver Génesis 4:3-4.
2. Un animal (cordero) por una familia. Ver Exodo 12:3.
3. Un animal por toda una nación. Ver Levítico 16.
4. El Cordero de Dios por el mundo. Ver Juan 1:29.
El cordero pascual apunta hacia un punto determinado de
la historia, cuando ocurre el advenimiento de Jesús, el Verbo hecho carne a
través de su nacimiento de María. Pablo declararía inspirado por Dios: "Porque
nuestra pascua que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros".
Veamos las señales proféticas que involucraban al antiguo cordero pascual y que
preanunciaron durante siglos las mismas características que se iban a
reproducir en el Cordero de Dios.
El sacrificio
de la Pascua hebrea tenía que ser un cordero. A Jesús se lo llama el Cordero de Dios. Él era manso, inocente y
sumiso. El anuncio de Juan el Bautista era: "He aquí el Cordero de Dios, que quita el
pecado del mundo". Las multitudes de todas las naciones en el
cielo claman a gran voz diciendo: " La salvación pertenece a nuestro Dios que está
sentado en el trono, y al Cordero". Apocalipsis 12:11
dice: "Y
ellos han vencido por medio de la sangre del Cordero ...". Apocalipsis 13:8
dice: "...en
el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del
mundo". Ya el profeta Isaías manifestó: "Angustiado él, y afligido, no abrió su
boca, como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus
trasquiladores, enmudeció y no abrió su boca".
Tenía que ser
un macho de un año en la flor de la edad. (Ver
Exodo 12:5). Cristo se ofreció en el
Calvario en lo mejor y en la plenitud de su edad. No lo hizo en su niñez cuando
el salvaje Herodes mató a los niños.
Tenía que ser
sin defecto. (Ver Exodo 12:5). Nos habla
de la pureza de nuestro Señor. Isaías 53:9 afirma: "...aunque nunca hizo maldad, ni hubo
engaño en su boca". Hebreos 4:15 nos dice: "...sino uno tentado en todo según
nuestra semejanza, pero sin pecado". 2 Corintios 5:21 afirma: "Al que no
conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos
justicia de Dios en él". Según
Juan, "
Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados y no hay pecado en
él" (1 Juan 3:5). Según Pedro, " ...sino con la sangre preciosa de
Cristo, como de un Cordero sin mancha y sin contaminación".
Debía
apartarse cuatro días antes, el día 10 y matarse el día 14. En el calendario judío, cada día en cada año coincidía,
o sea si alguien nacía un viernes, cumplía años, siempre los días viernes de
los años siguientes. Días antes de la Pascua, nuestro Señor entró en Jerusalén
en el famoso Domingo de Ramos (Ver Lucas 19:28). Lucas 9:51 registra una declaración impactante del Señor, " ... cuando
se cumplió el tiempo...afirmó su rostro para ir a Jerusalén",
es decir resolvió con toda firmeza. El plan incluía su viaje
hacia el lugar donde sería sacrificado.
El cordero
tenía que ser muerto y asado en el fuego (Ver
Exodo 12:6-9). Esto señalaba proféticamente los tremendos sufrimientos del
Señor. Isaías 53:4-5,7 lo anunciaba,
"...llevó
nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por
azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras
rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él
y por su llaga fuimos nosotros curados. Angustiado él y afligido, no abrió su
boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus
trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca". Ya pasando
luego de la cruz, Pablo nos dice en Fil
2:8 "y
estando en la condición de hombre, se humilló a si mismo, haciéndose obediente
hasta la muerte, y muerte de cruz". Entre los sufrimientos del
Mesías encontramos: grave dolor, distensión de las articulaciones por estar
colgado, calor y frío extremos, tensión nerviosa, lenta estrangulación,
angustias sicológica de estar colgado, despreciado, abandonada por sus amigos,
desamparo del Padre.
No debía
quebrarse hueso alguno del cordero pascual (Ver Exodo 12:46). De Jesús había una profecía del Antiguo Testamento que
ningún hueso suyo sería quebrado (Ver Salmo 34:20). Juan 19:33,36, registra su
cumplimiento.
No era suficiente durante la primer pascua, que la sangre
del cordero se derramara, sino que había que rociarla con hisopo (planta
aromática de Egipto). La fe bíblica es el
hisopo actual con que aplicamos las promesas de salvación a nuestra vida y
llegamos así a ser salvos. La sangre era puesta como señal pública en los dos
postes de la vivienda y en el dintel. Esto nos habla en el mundo cristiano de
la necesidad de la confesión pública de fe. ¿Cómo está tu hisopo? ¿Cómo está tu
fe? El Salmo 51: 7 registra la oración
de arrepentimiento de David: "purifícame con hisopo y seré limpio....".
La fe que tenemos que ejercer en el Señor, no es mera credulidad, debemos usar
el discernimiento y la razón. Fe y vista son opuestas, pero fe y razón, marchan
juntas. Fe es confiar en el carácter y promesas de nuestro Dios. La fe no es
simple optimismo (esperar siempre lo mejor, sin una base cierta). Es
esencial ante todo e importante el objeto de nuestra fe. En el umbral
no debía rociarse la sangre. Ella no debía pisotearse (Ver Hebreos 10:29). La
sangre rociada, preserva a la familia antigua del ángel exterminador, el cual
no tenía nada que hacer donde veía la sangre protectora. Nuestra proclama del
evangelio debe estar dirigida a toda persona (incluyendo mente, corazón y
voluntad), anunciando todo el evangelio (el Cristo encarnado, crucificado,
resucitado, reinante y con la espera de su segunda venida).
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La actitud del
antiguo creyente ante el cordero pascual era la siguiente:
El cordero no era para mirarlo, había que comerlo, asimilarlo para
recibir fortaleza espiritual y alimento (Ver Juan 6:53-55).
El cordero debía comerse por completo. En este tiempo
luego de la cruz, debemos aceptar todo el plan de Dios, el yugo, la
cruz y la corona. No podemos aceptar una parte del plan de Dios y rechazar la
que no nos gusta. El joven rico no quiso aceptar el plan de Dios
porque le tocó una parte que no le convenía en absoluto. Lo mismo pero en
pequeño ocurre con los votos matrimoniales, no podemos aceptar los beneficios
del vínculo y rechazar las obligaciones que nos corresponden.
El cordero pascual debía comerse en el día, no se podía
dejar nada para el día siguiente. Lo mismo ocurre en nuestro tiempo. La oferta
de salvación debe aceptarse en el hoy, ya que no sabemos cuánto tiempo nos
concederá Dios para decidir sobre su generosa oferta de amor (Ver Hebreos
3:13).
El cordero pascual debía comerse con hierbas amargas (Ver
Exodo 12:8). Las hierbas amargas representaban la amargura de la esclavitud y
el sufrimiento. Hoy día: Cristo nos será dulce, si el pecado nos
resulta amargo, o Cristo nos resultará amargo, cuando el pecado nos sea dulce.
Comerlo con actitud de prisa o marcha. Debían marchar a
toda prisa por orden de Dios. Había cosas importantes que dejar, todos habían
nacido allí, tendrían que enfrentar el desarraigo. ¡Pero valía la pena! ¡Era el
precio de la libertad! Muchas "comodidades" debían dejarse. Como hoy
para seguir a Cristo como El pide, hay cosas que debemos dejar, si Él no las
aprueba.
¿Qué conmemora
la Pascua? La liberación de la
esclavitud y la muerte. ¿Proféticamente
de qué nos habla? Del Cordero de Dios, que nos da la libertad de la peor de
las esclavitudes, la del pecado y la liberación de la peor muerte, la muerte
eterna. Jesús, el Cordero de Dios nos trae la auténtica libertad. "Y conoceréis
la verdad, y la verdad os hará libres". Juan 8:32.
¿En qué sentido necesitamos la libertad?
Necesitamos ser libres de nosotros mismos. Pablo exclamó: "¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de
muerte?" Romanos 7:24. Todos los creyentes batallamos contra
nuestro viejo hombre y cuanto deseamos ser liberados de su poder e influencia. Cuando
Jesús convoca de nuevo a la vida a Lázaro, éste sale con las manos atadas y los
pies llenos de vendas y el rostro envuelto en el sudario. Allí Jesús ordenó:
"desatadle, y dejadle ir".
Necesitamos ser libres de la culpa y vergüenza. En Juan 8, tenemos el caso de la mujer sorprendida en
el acto mismo del adulterio y llevada ante una turba enloquecida de ejecutar el
juicio supremo. Jesús demuestra que los culpables no pueden ser jueces. Y llevó
adelante la dura tarea de despertar las conciencias dormidas, ya que aquella
gente no sentía cargo de conciencia por sus culpas.
Necesitamos ser libres del impulso incontrolable de pecar. Hay muchas personas atrapadas en la adicción a las
drogas, al sexo impuro, la pornografía, el continuo prejuicio, el hábito de
siempre pensar mal.
¡Hay salida! ¡Hay victoria! Veamos 1 Juan
5:4, "Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la
victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe". Romanos 6, nos
da un panorama más detallado.
Necesitamos ser libres de la tiranía de las opiniones,
expectativas y exigencias de otros. Todos tienen un plan maravilloso para nosotros. La gente que nos rodea nos
va cargando de sus propias expectativas, ya sean padres, madres, novios/as,
amigos y uno inconscientemente se dice a sí mismo: "yo debo hacer tal o
cual cosa porque......" Pero ellos a veces nos presentan un modelo
puramente humano, y que es a su propia semejanza y vivimos así pendientes de su
aceptación, y llegamos a hacer las cosas (motivación) para agradarles.
Necesitamos ser libres para obedecer y amar, perdonar a
otros y a nosotros mismos. Debemos
anhelar ser amigos de Jesús, Juan 15:15.
Necesitamos ser libres para permitir a los demás ser
distintos a mí mismo. Eso es lo que
quiso Jesús enseñar a Pedro, luego de la resurrección y el mismo día de las
tres preguntas de su restauración. Al terminar la entrevista, Pedro estaba muy
preocupado del futuro de Juan.
Necesitamos ser libres para trascender más allá de los
límites del esfuerzo humano. Es
ejercer fe para creerle a Dios por las cosas imposibles, que están más allá del
mundo natural. ¿Hay alguna cosa imposible para Dios? Eso fue lo que el ángel le
dijo a María, cuando ésta se sorprendió de que iba a ser madre
sobrenaturalmente. O como el patriarca Jacob cuando exclamó: "Dios estaba
en este lugar y yo no lo sabía". Como el profeta Daniel que fue expuesto a
los leones hambrientos, pero no pudieron matarlo.
Necesitamos ser libres para servir y glorificar a Cristo. O vivimos para servir o no servimos para vivir. O
servimos a Cristo o a nuestros propios deseos.
En Cristo tenemos la bendición de la vida eterna. Juan 20:31, nos dice que el evangelio escrito, es para
que el ser humano crea en Cristo y creyendo pueda tener vida en su nombre.
1 Juan 5:11-12 dice:
"Y este es el testimonio, que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida
está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida, el que no tiene al Hijo
de Dios no tiene la vida."
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@JAlfredoLievano
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