viernes, 25 de septiembre de 2015

LA PASCUA Y SU SIGNIFICADO PROFÉTICO.


Artículos del pastor Carlos A. Amarillo
Iglesia Bautista del Centro, Argentina.

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La progresión de los sacrificios en el Antiguo Testamento muestra el siguiente orden:

1.    Un animal por un hombre.   Ver Génesis 4:3-4.
2.  Un animal (cordero) por una familia.   Ver Exodo 12:3.
3.  Un animal por toda una nación.   Ver Levítico 16.
4.  El Cordero de Dios por el mundo.   Ver Juan 1:29.


El cordero pascual apunta hacia un punto determinado de la historia, cuando ocurre el advenimiento de Jesús, el Verbo hecho carne a través de su nacimiento de María. Pablo declararía inspirado por Dios: "Porque nuestra pascua que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros". Veamos las señales proféticas que involucraban al antiguo cordero pascual y que preanunciaron durante siglos las mismas características que se iban a reproducir en el Cordero de Dios.

El sacrificio de la Pascua hebrea tenía que ser un cordero. A Jesús se lo llama el Cordero de Dios. Él era manso, inocente y sumiso. El anuncio de Juan el Bautista era: "He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo". Las multitudes de todas las naciones en el cielo claman a gran voz diciendo: " La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero". Apocalipsis 12:11 dice: "Y ellos han vencido por medio de la sangre del Cordero ...". Apocalipsis 13:8 dice: "...en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo". Ya el profeta Isaías manifestó: "Angustiado él, y afligido, no abrió su boca, como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció y no abrió su boca".


Tenía que ser un macho de un año en la flor de la edad. (Ver Exodo 12:5).   Cristo se ofreció en el Calvario en lo mejor y en la plenitud de su edad. No lo hizo en su niñez cuando el salvaje Herodes mató a los niños.


Tenía que ser sin defecto. (Ver Exodo 12:5). Nos habla de la pureza de nuestro Señor. Isaías 53:9 afirma: "...aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca". Hebreos 4:15 nos dice: "...sino uno tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado". 2 Corintios 5:21 afirma: "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él". Según Juan, " Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados y no hay pecado en él" (1 Juan 3:5). Según Pedro, " ...sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un Cordero sin mancha y sin contaminación".


Debía apartarse cuatro días antes, el día 10 y matarse el día 14. En el calendario judío, cada día en cada año coincidía, o sea si alguien nacía un viernes, cumplía años, siempre los días viernes de los años siguientes. Días antes de la Pascua, nuestro Señor entró en Jerusalén en el famoso Domingo de Ramos (Ver Lucas 19:28). Lucas 9:51 registra una declaración impactante del Señor, " ... cuando se cumplió el tiempo...afirmó su rostro para ir a Jerusalén", es decir resolvió con toda firmeza. El plan incluía su viaje hacia el lugar donde sería sacrificado.


El cordero tenía que ser muerto y asado en el fuego (Ver Exodo 12:6-9). Esto señalaba proféticamente los tremendos sufrimientos del Señor. Isaías 53:4-5,7 lo anunciaba, "...llevó nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él y por su llaga fuimos nosotros curados. Angustiado él y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca". Ya pasando luego de la cruz, Pablo nos dice en Fil 2:8 "y estando en la condición de hombre, se humilló a si mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz". Entre los sufrimientos del Mesías encontramos: grave dolor, distensión de las articulaciones por estar colgado, calor y frío extremos, tensión nerviosa, lenta estrangulación, angustias sicológica de estar colgado, despreciado, abandonada por sus amigos, desamparo del Padre.


No debía quebrarse hueso alguno del cordero pascual (Ver Exodo 12:46). De Jesús había una profecía del Antiguo Testamento que ningún hueso suyo sería quebrado (Ver Salmo 34:20). Juan 19:33,36, registra su cumplimiento.


No era suficiente durante la primer pascua, que la sangre del cordero se derramara, sino que había que rociarla con hisopo (planta aromática de Egipto). La fe bíblica es el hisopo actual con que aplicamos las promesas de salvación a nuestra vida y llegamos así a ser salvos. La sangre era puesta como señal pública en los dos postes de la vivienda y en el dintel. Esto nos habla en el mundo cristiano de la necesidad de la confesión pública de fe. ¿Cómo está tu hisopo? ¿Cómo está tu fe? El Salmo 51: 7 registra la oración de arrepentimiento de David: "purifícame con hisopo y seré limpio....". La fe que tenemos que ejercer en el Señor, no es mera credulidad, debemos usar el discernimiento y la razón. Fe y vista son opuestas, pero fe y razón, marchan juntas. Fe es confiar en el carácter y promesas de nuestro Dios. La fe no es simple optimismo (esperar siempre lo mejor, sin una base cierta). Es esencial ante todo e importante el objeto de nuestra fe. En el umbral no debía rociarse la sangre. Ella no debía pisotearse (Ver Hebreos 10:29). La sangre rociada, preserva a la familia antigua del ángel exterminador, el cual no tenía nada que hacer donde veía la sangre protectora. Nuestra proclama del evangelio debe estar dirigida a toda persona (incluyendo mente, corazón y voluntad), anunciando todo el evangelio (el Cristo encarnado, crucificado, resucitado, reinante y con la espera de su segunda venida).

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La actitud del antiguo creyente ante el cordero pascual era la siguiente:

El cordero no era para mirarlo, había que comerlo, asimilarlo para recibir fortaleza espiritual y alimento (Ver Juan 6:53-55).

El cordero debía comerse por completo. En este tiempo luego de la cruz, debemos aceptar todo el plan de Dios, el yugo, la cruz y la corona. No podemos aceptar una parte del plan de Dios y rechazar la que no nos gusta. El joven rico no quiso aceptar el plan de Dios porque le tocó una parte que no le convenía en absoluto. Lo mismo pero en pequeño ocurre con los votos matrimoniales, no podemos aceptar los beneficios del vínculo y rechazar las obligaciones que nos corresponden.

El cordero pascual debía comerse en el día, no se podía dejar nada para el día siguiente. Lo mismo ocurre en nuestro tiempo. La oferta de salvación debe aceptarse en el hoy, ya que no sabemos cuánto tiempo nos concederá Dios para decidir sobre su generosa oferta de amor (Ver Hebreos 3:13).

El cordero pascual debía comerse con hierbas amargas (Ver Exodo 12:8). Las hierbas amargas representaban la amargura de la esclavitud y el sufrimiento. Hoy día: Cristo nos será dulce, si el pecado nos resulta amargo, o Cristo nos resultará amargo, cuando el pecado nos sea dulce.

Comerlo con actitud de prisa o marcha. Debían marchar a toda prisa por orden de Dios. Había cosas importantes que dejar, todos habían nacido allí, tendrían que enfrentar el desarraigo. ¡Pero valía la pena! ¡Era el precio de la libertad! Muchas "comodidades" debían dejarse. Como hoy para seguir a Cristo como El pide, hay cosas que debemos dejar, si Él no las aprueba.


¿Qué conmemora la Pascua? La liberación de la esclavitud y la muerte. ¿Proféticamente de qué nos habla? Del Cordero de Dios, que nos da la libertad de la peor de las esclavitudes, la del pecado y la liberación de la peor muerte, la muerte eterna. Jesús, el Cordero de Dios nos trae la auténtica libertad. "Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres". Juan 8:32. ¿En qué sentido necesitamos la libertad?

Necesitamos ser libres de nosotros mismos. Pablo exclamó: "¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?" Romanos 7:24. Todos los creyentes batallamos contra nuestro viejo hombre y cuanto deseamos ser liberados de su poder e influencia. Cuando Jesús convoca de nuevo a la vida a Lázaro, éste sale con las manos atadas y los pies llenos de vendas y el rostro envuelto en el sudario. Allí Jesús ordenó: "desatadle, y dejadle ir".

Necesitamos ser libres de la culpa y vergüenza. En Juan 8, tenemos el caso de la mujer sorprendida en el acto mismo del adulterio y llevada ante una turba enloquecida de ejecutar el juicio supremo. Jesús demuestra que los culpables no pueden ser jueces. Y llevó adelante la dura tarea de despertar las conciencias dormidas, ya que aquella gente no sentía cargo de conciencia por sus culpas.

Necesitamos ser libres del impulso incontrolable de pecar. Hay muchas personas atrapadas en la adicción a las drogas, al sexo impuro, la pornografía, el continuo prejuicio, el hábito de siempre pensar mal.
¡Hay salida! ¡Hay victoria! Veamos 1 Juan 5:4, "Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe". Romanos 6, nos da un panorama más detallado.

Necesitamos ser libres de la tiranía de las opiniones, expectativas y exigencias de otros. Todos tienen un plan maravilloso para nosotros. La gente que nos rodea nos va cargando de sus propias expectativas, ya sean padres, madres, novios/as, amigos y uno inconscientemente se dice a sí mismo: "yo debo hacer tal o cual cosa porque......" Pero ellos a veces nos presentan un modelo puramente humano, y que es a su propia semejanza y vivimos así pendientes de su aceptación, y llegamos a hacer las cosas (motivación) para agradarles.

Necesitamos ser libres para obedecer y amar, perdonar a otros y a nosotros mismos. Debemos anhelar ser amigos de Jesús, Juan 15:15.

Necesitamos ser libres para permitir a los demás ser distintos a mí mismo. Eso es lo que quiso Jesús enseñar a Pedro, luego de la resurrección y el mismo día de las tres preguntas de su restauración. Al terminar la entrevista, Pedro estaba muy preocupado del futuro de Juan.

Necesitamos ser libres para trascender más allá de los límites del esfuerzo humano. Es ejercer fe para creerle a Dios por las cosas imposibles, que están más allá del mundo natural. ¿Hay alguna cosa imposible para Dios? Eso fue lo que el ángel le dijo a María, cuando ésta se sorprendió de que iba a ser madre sobrenaturalmente. O como el patriarca Jacob cuando exclamó: "Dios estaba en este lugar y yo no lo sabía". Como el profeta Daniel que fue expuesto a los leones hambrientos, pero no pudieron matarlo.

Necesitamos ser libres para servir y glorificar a Cristo. O vivimos para servir o no servimos para vivir. O servimos a Cristo o a nuestros propios deseos.

En Cristo tenemos la bendición de la vida eterna. Juan 20:31, nos dice que el evangelio escrito, es para que el ser humano crea en Cristo y creyendo pueda tener vida en su nombre.
1 Juan 5:11-12 dice: "Y este es el testimonio, que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida, el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida."




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