Ante todo, tu influencia en el mundo debe ser
aprovechada para que proyectes la LUZ de Cristo. Esa es la razón fundamental
por la que vives. La Palabra de Dios te lo recuerda: “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad
asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone
debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en
casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras
buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que están los cielos”. (Mateo 5:14-16). Sin duda
alguna, tu deber espontáneo es reflejar a Cristo mediante las palabras y el
testimonio de vida; para eso Dios te ha puesto, esa tu nuestra misión
fundamental. “Te
he puesto como luz para las naciones, para que lleves salvación hasta los
confines de la tierra” (Hechos 13:47). Por ejemplo, ahora con la tecnología a
tu disposición no hay excusas para que ilumines con la Palabra de Dios más allá
de las fronteras que te limitan. Si vives para ese propósito, sin duda alguna,
Dios te irá abriendo caminos en todo lo que emprendas; tendrás su protección, dirección,
provisión y respaldo.
Una vez más, Dios te recuerda que tú vives para él. Es precisamente
eso lo que le da sentido a los años vividos y a los que te restan por vivir
sobre la faz de la tierra. Tú vives para él, para eso te escogió. “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a
vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto
permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé” (Juan 15:16). Sin duda se trata de un gran privilegio, pero también
es una gran responsabilidad que debe ser desempeñada bajo una total dependencia
de su acción poderosa y soberana sobre ti. Entiendes que sin él nada puedes
SER, HACER y TENER.
Ponte este día bajo las órdenes incondicionales de
Dios sin temer a lo que pueda venir después. Él te mostrará lo que
debes tomar y lo que debes dejar, te indicará hacia donde moverte, te abrirá
las puertas que deben ser abiertas y te cerrará las que deben ser cerradas, te
pondrá a las personas idóneas y te quitará las que estorban sus propósitos. No temas,
porque todo será de bien para ti, para las personas que te rodean y para
aquellas a quienes te dirijas.
VIVES PARA DIOS...
¡RECUERDALO!
“Pues si
vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues,
sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos”
Romanos 14: 8
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@JAlfredoLievano
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