Cuando la tempestad a tu alrededor
se haya vuelto más fuerte y oscura, es cuando más debes tener la certeza del
poder ilimitado de Dios a tu favor. La realidad de su presencia poderosa y
soberana te envuelve ahora mismo en medio de todas estas situaciones
incomprensibles y peligrosas que te acosan sin cesar.
Aunque
ahora tu barca se hunda, Dios no lo permitirá, intervendrá a
tiempo así como ha sucedido en ocasiones pasadas. No tengas miedo, ni te
desesperes de lo que está pasando o pueda pasar, pues Dios no lo permitirá. Ten la plena certeza que todos tus oponentes,
sin excepción no lograrán sus propósitos en contra tuya. Su poder te sostendrá
aunque las olas te golpeen con fuerza y los fuertes nubarrones te impidan ver
la luz del sol. Aunque ahora tu barca se
hunda, no pierdas “la visión de tu misión”. Sigue sembrando la Palabra de
Dios en ese lugar donde él te ha puesto y emplea esos recursos aparentemente limitados e
insignificantes con los que cuentas.
La presencia viva, real, poderosa,
soberana y constante de Dios va contigo siempre.
“YO SOY, NO TEMÁIS”
Juan 6:20
Juan 6:20
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