Dios se compadece de tu incapacidad al verte luchar
contra las tentaciones, siempre sales perdiendo cuando luchas en tus fuerzas; esa
es precisamente la razón por la que tomó la iniciativa contigo en buscarte,
perdonarte y salvarte por medio de Jesucristo (ÉL es la propiciación insustituible de tus pecados). El apóstol
Juan lo escribe en su carta: “y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el
Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y
no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo” (1 Juan 2:1-2).
Entiendes que en tus fuerzas no
puedes vencer las diversas tentaciones que se te presentan como agradables y
justificables espejismos que seducen tus sentidos; entiendes que eres vulnerable
al pecado, pues aunque te lo propongas con determinación, siempre caes en
derrota. Tú tiendes a pecar. Al respecto el apóstol Juan continua
escribiendo: “Si
decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no
está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para
perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos
pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros” (1 Juan
1:8-10). Sin embargo,
la anterior afirmación no es pretexto justificable para que peques deliberadamente,
pues nuestro Señor Jesucristo te da la receta específica para evitarlo. “Velad y orad para
que no entréis en tentación, el espíritu a la verdad está dispuesto pero la
carne es débil” (Mateo 26:41).
Debes de entender que las tendencias pecaminosas serán como una sombra que te
perseguirán siempre, y precisamente por eso necesitas fortalecerte en Dios cada
día. Es la única manera. Cualquier descuido o leve distracción te hará caer
estrepitosamente generando terribles y dolorosas consecuencias. (Lo has
comprobado).
Por
lo tanto: has entendido que estar “en pie” sobre el pecado
no depende de tus fuerzas o méritos, sino de la presencia viva, dinámica y
constante del Espíritu Santo en ti; es el Espíritu Santo quien te hace
comprender la importancia de mantener tu mirada fija en Dios y no en los
espejismos que inevitablemente te llevan a cometer incoherencias en tu vida
cristiana.
¿CAÍSTE?... ENTONCES LEVÁNTATE.
Levántate en el nombre de Jesús. No
te quedes en el suelo lamiendo el polvo de las consecuencias. Mira todo lo que
la misericordia de Dios hará a tu favor.
La MISERICORDIA de Dios te salvará
de las consecuencias que tu pecado generó.
La MISERICORDIA de Dios te pondrá y
mantendrá en pie.
La MISERICORDIA de Dios te
impulsará a aborrecer el pecado y la hipocresía.
La MISERICORDIA de Dios te motivará
a ser dócil a su Palabra.
La MISERICORDIA de Dios te llevará
a centrarte en la obra redentora de Cristo a tu favor y a favor del mundo
entero.
La MISERICORDIA de Dios te dará
gozo permanente en su salvación por gracia.
La MISERICORDIA de Dios te
impulsará a testificar y a transmitir la buena noticia de salvación que
solamente se obtiene en Jesucristo.
La MISERICORDIA de Dios te
impulsará a alabarle espontáneamente por todo lo que ha hecho a tu favor.
“Alabad a Jehová, naciones todas; pueblos todos, alabadle. Porque ha
engrandecido sobre nosotros su misericordia, y la fidelidad de Jehová es para
siempre. Aleluya.
Salmo 117
-------------------------.
Twitter:
----------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario