La única manera como
Dios puede frenar los juicios que ha decretado sobre la tierra es por medio del
arrepentimiento genuino de las
naciones, comenzando por sus gobernantes.
En la Biblia nos
encontramos con la historia de una nación pagana próxima ser juzgada por Dios;
sin embargo, ante la predicación del profeta Jonás, reaccionó ante un genuino
arrepentimiento de todos sus habitantes. He aquí la historia.
“Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás, diciendo: Levántate
y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que yo te
diré. Y se levantó Jonás, y fue a Nínive conforme a la palabra de Jehová. Y era
Nínive ciudad grande en extremo, de tres días de camino. Y comenzó Jonás a
entrar por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo: De aquí a
cuarenta días Nínive será destruida. Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y
proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de
ellos. Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, se
despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza. E hizo
proclamar y anunciar en Nínive, por mandato del rey y de sus grandes, diciendo:
Hombres y animales, bueyes y ovejas, no gusten cosa alguna; no se les dé
alimento, ni beban agua; sino cúbranse de cilicio hombres y animales, y clamen
a Dios fuertemente; y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña que
hay en sus manos. ¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá Dios, y se
apartará del ardor de su ira, y no pereceremos? Y vio Dios lo que hicieron, que
se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que
les haría, y no lo hizo.
Jonás 3:1-10
Dios ha enviado a sus
mensajeros a todas las naciones. Su Palabra está corriendo por todos los
rincones de la tierra. Los diversos medios de comunicación social están
contribuyendo de manera enorme a su propagación, muchas misiones se han abierto
en lugares donde antes no se había predicado el evangelio. No hay excusas para
asegurar lo contrario. La palabra de Dios se está predicando de forma sencilla
y específica en todas partes.
Sin embargo, los corazones se
han endurecido ante el mensaje de Dios. Casi todos rechazan la idea de
arrepentirse de sus pecados y de dar un giro radical hacia una vida amoldada a
las exigencias de Cristo; todo lo anterior hace que las consecuencias de la
maldad se extiendan como raíces venenosas a lo largo de todas las naciones. Lo
estamos viendo ahora...
¿SE PODRÁN FRENAR LOS JUICIOS DE DIOS?
Ya vimos que la única
manera de hacerlo es por la vía de un arrepentimiento genuino en el que se vean
cambios profundos y radicales, comenzando por los gobernantes de las naciones.
Un arrepentimiento
genuino en el que se deseche radicalmente toda forma de injusticia, corrupción,
engaño, asesinato, inmoralidad, violaciones de derechos humanos, maltrato, violencia,
venganza y todo aquello que vaya en contra de lo establecido por la Palabra de
Dios.
Mientras prevalezca el rechazo al mensaje de Dios, los juicios
decretados no podrán ser quitados.
En los tiempos de Noé,
a pesar de la constante advertencia de Dios ante el juicio del diluvio, todos
hicieron oídos sordos sus advertencias. Esto es lo que pasa actualmente. La
mayoría NO cree que esto pueda suceder...
“Mas como en los días de
Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del
diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el
día en que Noé entró en el arca, y no
entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será
también la venida del Hijo del Hombre.
Mateo 24:37-39
El problema del
tiempo presente es que nadie quiere entender que la solución de los males de su
nación, así como de su vida personal comienza con el arrepentimiento y creyendo en el mensaje del Evangelio.
De una y de otra
manera Dios no cesa de advertirle al mundo, pero los corazones están
endurecidos y las mentes entenebrecidas.
Vivimos en los “tiempos de Noé” pero nadie ha querido entender
que esta es la radiografía que presenta el mundo actual.
“Y vio Jehová que la
maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los
pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal... Y se corrompió la tierra delante de Dios, y
estaba la tierra llena de violencia. Y miró Dios la tierra, y he aquí que
estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la
tierra.”
Génesis 6: 5, 11-12
Dios no quiere traer juicios al mundo, por eso insiste una y
otra vez de múltiples maneras para que se proceda al arrepentimiento.
“El Señor no retarda su
promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con
nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al
arrepentimiento.”
2 Pedro 3:9
Juicios vienen sobre la tierra.
Nuestro Señor Jesucristo está a las puertas.
Es tiempo de arrepentirse y de evidenciar los frutos.
Nuestro Señor Jesucristo está a las puertas.
Es tiempo de arrepentirse y de evidenciar los frutos.
“¿Quién os enseñó a huir
de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de
arrepentimiento, y ya también el hacha está puesta a la raíz de los
árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el
fuego.”
Mateo 3:7-10
Dios
exige de nosotros los cristianos a que asumamos nuestro papel protagónico en el
mundo. Es necesario que nos ubiquemos en el contexto que
ahora vivimos y seamos portadores del mensaje de salvación que Jesucristo
ofrece.
Hemos nacido y vivimos en medio de este
contexto para que seamos luz en medio de un mundo que yace en tinieblas.
Ponte bajo las órdenes de Dios para
emprender este trabajo. El te dará la capacidad y los medios para que lo
desarrolles. Tendrás su respaldo a pesar que te encuentres en lugares difíciles
y peligrosos.
¡LOS JUICIOS DE DIOS SE ACERCAN!
Es necesario llamar al arrepentimiento.
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