Tus años
sobre la tierra están contados. Sean muchos o pocos, de igual manera un día
expirarán. Se trata de una realidad que has de asimilar y aceptar. El salmo 39
te la presenta:
“He aquí, diste a mis días término corto, y mi edad es
como nada delante de ti; Ciertamente es completa
vanidad todo hombre que vive.
Ciertamente como una sombra es el hombre; Ciertamente
en vano se afana; Amontona riquezas, y no sabe quién las recogerá. Y ahora,
Señor, ¿qué esperaré? Mi esperanza está en ti.”
Salmo 39:5-7
De igual manera nuestro Señor
Jesucristo lo hace por medio de la siguiente parábola:
“También les refirió una parábola,
diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba
dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y
dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí
guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes
tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios
le dijo:Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto,
¿de quién será?”
Lucas 12:16-20
Esto no es
una excusa para evadir las responsabilidades terrenales, sino para darles el
enfoque correcto con respecto a nuestra transitoriedad. Se trata de poner los pies sobre la
tierra pero con la mirada en el cielo. Se trata que seas diligente en tus
responsabilidades familiares, sociales y laborales pero con la mentalidad que
aquí en la tierra solamente estás de paso; y que has venido cumplir sobre ella
una misión específica encomendada por Dios.
Estamos aquí
en calidad de forasteros y peregrinos sobre la tierra.
No somos de
aquí...
Vamos en ruta
hacia el cielo...
“Más nuestra
ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor
Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que
sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede
también sujetar a sí mismo todas las cosas.”
Filipenses
3:20-21
“Amados, yo os
ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales
que batallan contra el alma”
1 Pedro 2:11
No pierdas la
noción de tu destino eterno.
No te olvides
de tu transitoriedad.
No te dejes
impresionar por los espejismos con los que te encuentras a cada paso que das
sobre la tierra.
¡Todo es
vanidad!
“El hombre es
semejante a la vanidad; sus días son como
la sombra que pasa.”
Salmo 144:4
“Porque ¿qué es
vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y
luego se desvanece.”
Santiago 4:14
No sabes
cuánto tiempo te queda sobre la tierra. Pueden ser
años, meses, días, horas o minutos. La muerte no avisa. Sea la cantidad de
tiempo que pases en la tierra, todo ello es insignificante con la eternidad que
te espera. Pídele al Señor que te de sabiduría para que sepas “como” vivir el
tiempo que resta.
“Hazme saber,
Jehová, mi fin, y cuánta sea la medida de mis días; Sepa yo cuán frágil soy.”
Salmo 39:4
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José Alfredo
Liévano
Twitter. @JAlfredoLievano
1 comentario:
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