viernes, 16 de enero de 2015

PIES EN LA TIERRA... OJOS EN EL CIELO...

Tus años sobre la tierra están contados. Sean muchos o pocos, de igual manera un día expirarán. Se trata de una realidad que has de asimilar y aceptar. El salmo 39 te la presenta:

“He aquí, diste a mis días término corto, y mi edad es como nada delante de ti; Ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive. Ciertamente como una sombra es el hombre; Ciertamente en vano se afana; Amontona riquezas, y no sabe quién las recogerá. Y ahora, Señor, ¿qué esperaré? Mi esperanza está en ti.”
Salmo 39:5-7

De igual manera nuestro Señor Jesucristo lo hace por medio de la siguiente parábola:

“También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo:Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?
Lucas 12:16-20


Esto no es una excusa para evadir las responsabilidades terrenales, sino para darles el enfoque correcto con respecto a nuestra transitoriedad. Se trata de poner los pies sobre la tierra pero con la mirada en el cielo. Se trata que seas diligente en tus responsabilidades familiares, sociales y laborales pero con la mentalidad que aquí en la tierra solamente estás de paso; y que has venido cumplir sobre ella una misión específica encomendada por Dios.

Estamos aquí en calidad de forasteros y peregrinos sobre la tierra.
No somos de aquí...
Vamos en ruta hacia el cielo...


“Más nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”
Filipenses 3:20-21

“Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma”
1 Pedro 2:11


No pierdas la noción de tu destino eterno.
No te olvides de tu transitoriedad.
No te dejes impresionar por los espejismos con los que te encuentras a cada paso que das sobre la tierra.
¡Todo es vanidad!

“El hombre es semejante a la vanidad; sus días son como la sombra que pasa.”
Salmo 144:4

“Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.”
Santiago 4:14


No sabes cuánto tiempo te queda sobre la tierra. Pueden ser años, meses, días, horas o minutos. La muerte no avisa. Sea la cantidad de tiempo que pases en la tierra, todo ello es insignificante con la eternidad que te espera. Pídele al Señor que te de sabiduría para que sepas “como” vivir el tiempo que resta.

“Hazme saber, Jehová, mi fin, y cuánta sea la medida de mis días; Sepa yo cuán frágil soy.”
Salmo 39:4
  


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José Alfredo Liévano

Twitter.  @JAlfredoLievano  

1 comentario:

Anónimo dijo...

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