Es Dios quien te
conduce a lo largo de este “desierto” llamado “mundo”. A lo largo del trayecto
es él quien te protege, capacita y provee a través de diversos medios y circunstancias. No se trata de
hechos fortuitos sino de su acción permanente, poderosa y soberana a tu favor. Es algo que debes de asimilarlo y creerlo ahora.
Hay demasiadas evidencias para que lo consideres así.
Dios es tu pastor, y
bajo su permanente cuidado nada te faltará. Ten la certeza que así es. Puedes afirmarlo
ahora con convicción que así es y así será.
Así lo has comprobado hasta esta fecha y lo puedes afirmar...
“Jehová es mi pastor;
nada me faltará.”
Salmo 23:1
Al descansar bajo esa
promesa, no tendrás temor de consagrarte a Dios y de enfocarte en la prioridad
de sembrar su Palabra en los corazones de las personas que te rodean y de
aquellas que están lejos.
Recuerda que Dios te
ha colocado en un lugar estratégico para que desde ahí hagas la obra
encomendada.
Nada te faltará...
Aunque sea demasiado
tarde para ti. Aunque los años hayan
pasado y te consideres “inservible”.
Es un hecho, aun Dios
tiene mucho que hacer por tu medio.
Nada te faltará...
Aunque no reúnas
méritos, capacidades o destrezas.
Recuerda que la
GRACIA incondicional de Dios es la que te justifica y que su PODER sobrenatural
es lo que te habilita.
Nada te faltará...
Aunque el entorno que
te rodea sea árido, escaso y peligroso.
Aunque se vengan
tormentas peligrosas y sequías intensas.
Independientemente a todas
las circunstancias adversas tendrás paz y seguridad.
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Lo único que debes
hacer es consagrarle a Dios todo lo que eres o tienes, aunque para ti sea poco,
inservible o insignificante; aunque para los demás no valgas nada. Conságrate a
la causa de Dios y verás los frutos de bendición espiritual que cosecharás para
su Gloria.
¡CONSÁGRATE A DIOS!
Nada te faltará...
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