Acuérdate...
Dios debe ser siempre
tu prioridad absoluta. Debe ocupar el primer lugar en todas las áreas de tu
vida.
Nada debe
interponerse en tu relación con él.
Acuérdate...
A Dios debes consagrarle
todo cuanto eres y tienes.
En amoldar tu vida de
acuerdo a sus pautas y en cumplir con la misión de propagar su Palabra en el lugar donde te ha
puesto.
No evadas la
responsabilidad privilegiada que te ha sido otorgada.
Acuérdate...
Dios te ha mostrado
un camino en el cual debes avanzar sin detenerte, aunque por ahora todo se
presente amenazador, oscuro y tormentoso.
Avanza, pues a medida
que lo hagas, irás encontrando providencialmente en el trayecto todo cuanto
necesites.
Acuérdate...
No te angusties por
lo que ahora urgentemente te hace falta para mañana, más bien descansa en lo
que Dios te prometió. Dios te proveerá oportunamente por diversos medios y
circunstancias todo cuanto necesites.
Acuérdate...
Dios es el dueño de
toda la tierra y de todo cuanto en ella hay. Todo está bajo su control.
Toda su atención está
siempre sobre ti.
Acuérdate...
No pierdas la noción
de la realidad de Dios en medio de tantos espejismos que te rodean.
Vive solamente para
él...
Descansa en su Gracia
y en su Misericordia incondicional para tu vida.
¡Nada te faltará!
“No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.” (Mateo 6:31-34)
¡ACUÉRDATE!
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