Lo que le leerán a continuación
está tomado de un folleto titulado “Catorce señales
que anuncian el retorno de Cristo”. Autor: Roderick
C. Meredith. Es un artículo muy largo pero creo que vale la pena
imprimirlo y leerlo. No podemos permanecer ciegos y sordos ante lo que está
sucediendo a nuestro alrededor. Lo que sigue NO es de mi autoría.
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Guerras, violencia y anarquía.
Esté atento a las
guerras grandes y pequeñas, guerras étnicas, guerras de toda especie; y a la
intensificación de la violencia y la anarquía en el escenario mundial.
Muchos piensan que las
cosas van a mejorar. Muchos gobernantes
hablan de "un nuevo orden mundial" como si se fuera a iniciar una
nueva era de paz. El período que ha sucedido a la "guerra fría"
es sumamente inestable y peligroso. Una de las revistas más prestigiosas del
mundo dice que la nuestra es una época "extraña y de mucha incertidumbre; una época en que los
leones no pacerán juntos con los corderos sino que las guerras continuarán".
Lo que "el nuevo orden mundial" está produciendo es una paz
titubeante y un ambiente inestable, donde en vez de mejorar, las cosas tienden
a empeorar.
¿Por qué escasean en
nuestra civilización soluciones viables que produzcan cooperación global y
pacífica entre las naciones y los grupos étnicos? Norman Lear, famoso productor
de televisión y activista político de 71 años de edad lo resumió en estas
palabras: "En
ninguna época de mi vida había estado nuestra cultura tan desprovista de
valores espirituales… La raíz de nuestros problemas está más allá del alcance
de la política".
En el evangelio de
Mateo leemos la profecía que Jesucristo les dijo a sus discípulos con respecto
al estado del mundo inmediatamente antes de su segunda venida. "Y oiréis de
guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que
todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra
nación, y reino contra reino" (Mateo
24:6-7). Si bien es cierto que la guerra ha sido parte de la
historia humana a lo largo de los siglos, la
capacidad destructiva de los armamentos de hoy y la posibilidad de una escalada
masiva de los conflictos han creado un estado de cosas que no tienen paralelo
en la historia.
El versículo 22 del
capítulo en mención es una aclaración profética que sólo puede referirse a
nuestra época de alta tecnología y de armas aterradoras de inmensa capacidad
destructiva. "Y si aquellos días no fuesen
acortados (los días en que estas armas serán utilizadas), nadie sería salvo (significaría la extinción del
género humano); mas por causa de los escogidos
[aquellos que se han arrepentido y obedecen a Dios] aquellos
días serán acortados". El mundo de hoy está lleno de guerras y de
rumores de guerras. Hay guerras étnicas no solo en la antigua Yugoslavia, sino
en la antigua Unión Soviética y en muchos lugares del África y del Asia.
Sabemos bien que el
continente americano no es inmune a los conflictos raciales. Estas luchas
intercomunitarias irán en aumento. Habrá guerras entre las naciones y guerras
civiles a medida que se desintegren antiguas amalgamas de pueblos. Habrá
guerras grandes y pequeñas. Y todas estas luchas y contiendas redundarán finalmente
en la gran guerra que culminará en la batalla de Armagedón en el valle de
Jezreel en la tierra de Israel.
Muchos pensarán que lo que hemos dicho es alarmista y pesimista y que no
está de acuerdo con la bondad inherente del ser humano.
Estas personas irradian un optimismo ingenuo cuando dicen: "las cosas van
a mejorar". Pues bien, de parte de Dios tengo la misión de decirles que las cosas NO van a mejorar hasta el retorno
de Cristo. Sí, hay buenas noticias, se acerca un mundo maravilloso, pero la
realidad es que la situación se tornará muy oscura y angustiosa antes del
amanecer de esa nueva era de paz que instaurará Jesucristo a su regreso.
¿Ha observado el lector
los brotes inexplicables de violencia, los disparos al azar, los homicidios y
las matanzas? Jesucristo predijo la desintegración social que precedería a su
retorno. "Y por haberse multiplicado la maldad, el
amor de muchos se enfriará" (Mateo
24:12). La violencia, la lujuria, y la perversión que abundan hoy en
la televisión, los videos y las películas están envenenando el espíritu de
nuestra sociedad. Los medios de
comunicación han facilitado la "multiplicación de la maldad".
El apóstol Pablo
escribió inspirado por Dios: "También debes saber
esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá
hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos,
desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables,
calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de los bueno, traidores,
impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán
apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella" (2 Timoteo 3:1-5).
Hoy hay muchos que
tienen apariencia de religiosidad, pero no se someten a la voluntad de Dios.
Con respecto a estas personas, la palabra de Dios nos dice: "A éstos evita" (2 Timoteo 3:5). Dios nos dice que nos apartemos de aquellos
que hablan de religión pero niegan la autoridad de Dios, porque lo que hacen es
engañar y confundir a las personas. Esta
sociedad que se caracteriza por el cinismo, el sarcasmo y la lujuria va rumbo
hacia su propia destrucción. Debemos entender esto y no ir con la corriente
del mundo.
Las guerras, la
intensificación de la violencia y la maldad son la primera señal a la cual
debemos estar atentos.
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