jueves, 25 de septiembre de 2014

GUERRAS, VIOLENCIA Y ANARQUIA...

Lo que le leerán a continuación está tomado de un folleto titulado “Catorce señales que anuncian el retorno de Cristo”. Autor: Roderick C. Meredith. Es un artículo muy largo pero creo que vale la pena imprimirlo y leerlo. No podemos permanecer ciegos y sordos ante lo que está sucediendo a nuestro alrededor. Lo que sigue NO es de mi autoría.

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Guerras, violencia y anarquía.

Esté atento a las guerras grandes y pequeñas, guerras étnicas, guerras de toda especie; y a la intensificación de la violencia y la anarquía en el escenario mundial.
Muchos piensan que las cosas van a mejorar. Muchos gobernantes hablan de "un nuevo orden mundial" como si se fuera a iniciar una nueva era de paz. El período que ha sucedido a la "guerra fría" es sumamente inestable y peligroso. Una de las revistas más prestigiosas del mundo dice que la nuestra es una época "extraña y de mucha incertidumbre; una época en que los leones no pacerán juntos con los corderos sino que las guerras continuarán". Lo que "el nuevo orden mundial" está produciendo es una paz titubeante y un ambiente inestable, donde en vez de mejorar, las cosas tienden a empeorar.
¿Por qué escasean en nuestra civilización soluciones viables que produzcan cooperación global y pacífica entre las naciones y los grupos étnicos? Norman Lear, famoso productor de televisión y activista político de 71 años de edad lo resumió en estas palabras: "En ninguna época de mi vida había estado nuestra cultura tan desprovista de valores espirituales… La raíz de nuestros problemas está más allá del alcance de la política".
En el evangelio de Mateo leemos la profecía que Jesucristo les dijo a sus discípulos con respecto al estado del mundo inmediatamente antes de su segunda venida. "Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino" (Mateo 24:6-7). Si bien es cierto que la guerra ha sido parte de la historia humana a lo largo de los siglos, la capacidad destructiva de los armamentos de hoy y la posibilidad de una escalada masiva de los conflictos han creado un estado de cosas que no tienen paralelo en la historia.
El versículo 22 del capítulo en mención es una aclaración profética que sólo puede referirse a nuestra época de alta tecnología y de armas aterradoras de inmensa capacidad destructiva. "Y si aquellos días no fuesen acortados (los días en que estas armas serán utilizadas), nadie sería salvo (significaría la extinción del género humano); mas por causa de los escogidos [aquellos que se han arrepentido y obedecen a Dios] aquellos días serán acortados". El mundo de hoy está lleno de guerras y de rumores de guerras. Hay guerras étnicas no solo en la antigua Yugoslavia, sino en la antigua Unión Soviética y en muchos lugares del África y del Asia.
Sabemos bien que el continente americano no es inmune a los conflictos raciales. Estas luchas intercomunitarias irán en aumento. Habrá guerras entre las naciones y guerras civiles a medida que se desintegren antiguas amalgamas de pueblos. Habrá guerras grandes y pequeñas. Y todas estas luchas y contiendas redundarán finalmente en la gran guerra que culminará en la batalla de Armagedón en el valle de Jezreel en la tierra de Israel.
Muchos pensarán que lo que hemos dicho es alarmista y pesimista y que no está de acuerdo con la bondad inherente del ser humano. Estas personas irradian un optimismo ingenuo cuando dicen: "las cosas van a mejorar". Pues bien, de parte de Dios tengo la misión de decirles que las cosas NO van a mejorar hasta el retorno de Cristo. Sí, hay buenas noticias, se acerca un mundo maravilloso, pero la realidad es que la situación se tornará muy oscura y angustiosa antes del amanecer de esa nueva era de paz que instaurará Jesucristo a su regreso.
¿Ha observado el lector los brotes inexplicables de violencia, los disparos al azar, los homicidios y las matanzas? Jesucristo predijo la desintegración social que precedería a su retorno. "Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará" (Mateo 24:12). La violencia, la lujuria, y la perversión que abundan hoy en la televisión, los videos y las películas están envenenando el espíritu de nuestra sociedad. Los medios de comunicación han facilitado la "multiplicación de la maldad".
El apóstol Pablo escribió inspirado por Dios: "También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de los bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella" (2 Timoteo 3:1-5).
Hoy hay muchos que tienen apariencia de religiosidad, pero no se someten a la voluntad de Dios. Con respecto a estas personas, la palabra de Dios nos dice: "A éstos evita" (2 Timoteo 3:5). Dios nos dice que nos apartemos de aquellos que hablan de religión pero niegan la autoridad de Dios, porque lo que hacen es engañar y confundir a las personas. Esta sociedad que se caracteriza por el cinismo, el sarcasmo y la lujuria va rumbo hacia su propia destrucción. Debemos entender esto y no ir con la corriente del mundo.
Las guerras, la intensificación de la violencia y la maldad son la primera señal a la cual debemos estar atentos.



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