No pienses que Dios te ha olvidado.
Ahora que las cosas se han puesto peor que al principio, ten la certeza que te ayudará en estos momentos tan críticos en los que definitivamente no hay ninguna salida humana.
Tu oración ha sido escuchada. No lo dudes...
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Dios no te defraudará, pues en él te has refugiado.
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Ningún ser humano, ni recurso terrenal te podrá socorrer. La ayuda que recibirás vendrá directamente del Dios creador de los cielos y la tierra. Así que puedes decir con certeza: “Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra”. Salmo 121:1-2. Ya no esperes en recibir el socorro de aquellas personas a las que siempre te has acostumbrado, pues ya viste que también ellas sucumbieron.
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Ahora tu ayuda depende únicamente de Dios.
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Dios te socorrerá.
Abandónate bajo su gracia... su misericordia... su poder... y su soberanía...
Algo tendrá que hacer Dios...
Algo sobrenatural...
Créelo ahora que así será...
En la “estrechez” te dará anchura, y aunque los problemas y obstáculos te aprieten por todos lados, tu saldrás en medio de ellos.
Duerme con tranquilidad, pues mientras descanses en Dios, él hará lo que no puedes resolver. Por eso, dile ahora al Señor: “En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado”. Salmo 4:8.
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