domingo, 3 de febrero de 2013

EL ESFUERZO ES UNA ORDEN DE DIOS.

Necesitamos ser diligentes y perseverantes en todo lo que Dios nos ha ordenado hacer. Se trata de dar todo de nosotros mismos. Necesitamos esforzarnos hasta donde podamos, hasta nuestros límites; del resto, Dios se encargará. 

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El esfuerzo es una orden de Dios.
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No hemos de esperar que las bendiciones del cielo nos lluevan,  sino ponemos todo cuanto esté de nuestra parte.
A lo largo de la Biblia nos damos cuenta lo importante que es esforzarse en todos los retos que tenemos por delante. Veamos el ejemplo de la orden que Dios le da a Josué: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas”. Josué 1:9.
Para Dios nada es imposible ni difícil, él sin ninguna dificultad podía entregarle a Josué la tierra prometida, sin embargo le ordenó esforzarse para conquistarla.  
Dios espera que des todo de ti, del resto él se encargará. Tú haces todo lo posible, y entonces,  Dios hace lo imposible.

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¿En qué has de esforzarte?
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Esfuérzate en no perder la sintonía con Dios. Es imposible que “captes” la voz de Dios y lo “veas” en medio de las circunstancias, si pierdes la sintonía con él; por tal razón, has de apartar cada día un tiempo y un lugar específico para buscarle en oración y en la reflexión de su Palabra. (Ver reflexión anterior publicada en este blog el día sábado 2 de febrero 2013)

Esfuérzate en aplicar las pautas de la Palabra de Dios en todas las áreas de tu vida. No hacerlo implica propiciar consecuencias negativas; por eso, piensa antes de proceder aunque vaya en contra de tus intereses. Todo cuanto se hace en desobediencia deliberada a lo que Dios ha establecido trae resultados de derrota y frustración.

Esfuérzate en obedecer las órdenes ilógicas que Dios te ordene seguir. Dios da órdenes ilógicas para desarrollar la fe en él.  Cuando recibas una, hazlo, y verás los resultados de bendición a lo largo del camino y en los frutos de tus acciones.

Esfuérzate en transmitir a los demás las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo. Desde donde estás puedes hacer mucho, aun con esos pocos recursos que tienes en tus manos y con los talentos recibidos. No te desenfoques de la labor encomendada.

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El esfuerzo que Dios te demanda requiere mucha perseverancia, pues se desarrolla en un ambiente peligroso y difícil, pero que trae muchas consecuencias de bendición perdurable.
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1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias hermano!!!