viernes, 7 de diciembre de 2012

¿QUIEN PUEDE ACUDIR AHORA A TU AUXILIO?

La experiencia te está demostrando que aquellos recursos en que los siempre te has apoyado, ahora se están hundiendo. Las bases de esas fortalezas que durante tanto tiempo te brindaron bienestar y satisfacción  ahora están cediendo. ¿Quién lo iba a decir? ¡Qué panorama tan desolador! No queda duda que la situación reinante a tu alrededor está empeorando al grado tal de llegar a la devastación y a la ruina generalizada. Humanamente hablando todo se está echando a perder debido a la soberbia, injusticia y maldad de los seres humanos.  No olvidemos que estamos en medio de “los principios de dolores” profetizados por nuestro Señor Jesucristo, y que guardan relación con los tiempos finales previos a su segunda venida y a los juicios sin precedentes que se derramarán sobre el mundo entero.
Vienen tiempos (y ya estamos en ellos),  en que todos buscarán donde aferrarse, pero todo les fallará.
Vamos camino al caos propiciado por la desobediencia y las ambiciones egoístas de los seres humanos.
Inútilmente los gobiernos y los sistemas económicos podrán brindar soluciones efectivas para la supervivencia. Esto es algo que poco a poco se está comenzando a vislumbrar a lo largo y ancho de todo el mundo. Veamos los noticieros, veamos el entorno que nos rodea. “No se puede tapar el sol con el dedo”. Así están las cosas hoy, tal y como lo anunció nuestro Señor Jesucristo...

Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores. Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin
Mateo 24:6-14

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En este contexto, que cada vez se intensifica más y más,
¿Quién puede acudir ahora a tu auxilio?
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Has considerado diversas posibilidades y has entendido que nada ni nadie en este mundo puede brindarte la seguridad y estabilidad que tanto te urge justamente en estos momentos.
No puedes entrar ni salir.
No hay alternativas de nada para suplir tus necesidades básicas.
¡Una situación completamente perdida!; sin embargo, para Dios no lo es, ya que nada hay imposible ni difícil para él.
Al igual que el salmista declara hoy lo siguiente:

Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro?
Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra.
Salmo 121:1-2

Tu socorro no vendrá de los apoyos humanos a los que te habías acostumbrado; por esa razón, Dios permitió que ya no contaras con ellos porque entonces jamás confiarías absolutamente en él. Como verás, Dios tiene sus extraños métodos. Te estás entrenando para tiempos peores, en donde  dependerás totalmente de Dios.

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Entiende que tu socorro viene de aquel, que sacó de donde NO HABIA NADA, el universo entero.
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Solamente créelo y decláralo...
¿Cómo vas a hacer con esos compromisos y obligaciones inaplazables?
Aquí solamente Dios es suficientemente capaz de hacerte resurgir en medio del caos terrible que te rodea.
Tú verás cumplirse su palabra en ti, aunque las condiciones a tu alrededor estén totalmente perdidas. ¡Comprobarás que Dios no miente!

Uno de los Salmos que pueden fortalecerte todos los días de tu permanencia en este mundo es el 34. Léelo, reflexiónalo y aplícalo en medio de todas estas circunstancias difíciles que azotan al mundo.

Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca.
En Jehová se gloriará mi alma; lo oirán los mansos, y se alegrarán.
Engrandeced a Jehová conmigo, y exaltemos a una su nombre.
Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis temores.
Los que miraron a él fueron alumbrados, y sus rostros no fueron avergonzados.
Este pobre clamó, y le oyó Jehová, y lo libró de todas sus angustias.
El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende.
Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él.
Temed a Jehová, vosotros sus santos, pues nada falta a los que le temen.
Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien.
Venid, hijos, oídme; el temor de Jehová os enseñaré.
¿Quién es el hombre que desea vida, que desea muchos días para ver el bien?
Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño.
Apártate del mal, y haz el bien; busca la paz, y síguela.
Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos.
La ira de Jehová contra los que hacen mal, para cortar de la tierra la memoria de ellos.
Claman los justos, y Jehová oye, y los libra de todas sus angustias.
Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu.
Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová.
El guarda todos sus huesos; ni uno de ellos será quebrantado.
Matará al malo la maldad, y los que aborrecen al justo serán condenados.
Jehová redime el alma de sus siervos, y no serán condenados cuantos en él confían.
Salmo 34


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